El reconocido escritor mexicano Enrique Serna fue galardonado con el VIII Premio Jorge Ibargüengoitia, un reconocimiento que, según sus palabras, llega en un momento crucial de su carrera, coincidiendo con la finalización de su cuarta novela histórica.
Serna, autor de obras como "El seductor de la patria" y "Ángeles del abismo", expresó su profunda gratitud por el premio, especialmente por llevar el nombre de Jorge Ibargüengoitia, a quien considera uno de sus "actores de cabecera". "Siempre me ha deslumbrado su capacidad para describir la ridiculez humana", afirmó el autor.
- Te recomendamos Universidad de Guanajuato premia a Enrique Serna; prepara nuevo libro Cultura
Durante su discurso de aceptación, Serna compartió una reflexión sobre la naturaleza de la novela histórica, un género que, según él, implica una "reinvención del pasado". El autor describió la Ciudad de México como un "palimpsesto de piedra", donde cada régimen político ha construido sobre las ruinas del anterior, dificultando la reconstrucción de épocas pasadas.
"La novela histórica es profanar tumbas de los fallecidos que esperan ser reivindicados", declaró Serna, citando a la novelista italiana Elena Ferrante.
Esta metáfora subraya la responsabilidad del novelista de dar voz a aquellos que han sido silenciados por la historia, de rescatar del olvido sus experiencias y perspectivas.
Serna también abordó la persistencia de ciertos "atavismos nefastos" en la sociedad mexicana, como el patrimonialismo, el sistema de castas y la impunidad del crimen organizado, que tienen sus raíces en la época colonial. "En México es imposible escribir una novela histórica sin constatar este peligroso estancamiento", afirmó.
- Te recomendamos “La presencia del pasado es muy fuerte en México”: Enrique Serna Cultura
A pesar de los desafíos que implica la reconstrucción del pasado, Serna defendió la relevancia de la novela histórica como un medio para comprender el presente. "Los mexicanos de ayer son nuestros contemporáneos", señaló, destacando la capacidad de la literatura para trascender el tiempo y conectar con las experiencias humanas universales.
El autor concluyó su discurso agradeciendo a la Universidad de Guanajuato por reconocer su trabajo y su "empeño por convertir estas tropelías en literatura". Su reflexión sobre la novela histórica como un acto de "profanación redentora" invita a reflexionar sobre el papel de la literatura en la construcción de la memoria colectiva y la búsqueda de justicia histórica.