El ritmo de trabajo por la representación ciudadana no ha sido un obstáculo para que la alcaldesa con licencia de Tlaxcala, Anabell Ávalos Zempoalteca, practique su lado humano: la adopción de mascotas es algo que la identifica en su entorno social.
Desde niña se ha inclinado a la labor social; ayudar es la palabra que la impulsa a desarrollar sus actividades diarias, incluso fue la clave para lograr a lo largo del tiempo colocarse como una de las figuras más emblemáticas de la política en el estado de Tlaxcala.
Ávalos Zempoalteca reveló que está en contra de quienes abandonan a los animales a su suerte, pero ella tiene la virtud de adoptar como mascotas a los perros y gatos que son desamparados por sus dueños en la vía pública.
Se autodefine como “una guerrera tlaxcalteca” por cumplir el rol de madre de familia y funcionaria pública. Además, es insistente para alcanzar sus sueños, la mayoría inclinados a la ayuda social.
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Hasta la fecha, lamenta que su madre haya muerto ocho días antes de graduarse como Licenciada en Derecho en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, pues fueron muchos años de esfuerzo para lograr el gran anhelo, siempre soñó que su madre presenciara ese momento tan importante.
En cuanto a los deportes, dijo que son tres sus favoritos, natación, caminar y practicar box, de todos el que más le apasiona es nadar por el movimiento de todo el cuerpo y el contacto con el agua.
A lo largo de su vida no tuvo la oportunidad de vivir la etapa de la adolescencia y la juventud, porque su madre padecía una enfermedad que requería de cuidados tanto en casa como en el hospital.
A Ávalos Zempoalteca le emociona recordar el Tlaxcala que vivió cuando era una niña, desde las chalupas, el trabajo de su madre, el cine y el pasear de los tlaxcaltecas en la capital.
¿Qué le apasiona a Anabell Ávalos?
“Desde muy joven me abrí sola las puertas en el ámbito laboral, encontré en la política el instrumento para servir, el destino me llevó al área social, yo fue directora del Instituto de la Mujer tres años, directora del DIF a los 27 años y el ambiente en el que me encontré me permitió sensibilizar, entonces en pocas palabras mi pasión es la labor social, lo disfruto, lo hago con emoción, cariño, compromiso y lo palpo en los resultados”.
¿Qué le molesta o no tolera de la gente?
“No tolero que la gente sin corazón lastime a los animalitos o los martiricen, en el ayuntamiento hemos generado programas de esterilización y vacunación de ayuda. Quizá esto lo vinculo a la labor social adoptó a las mascotas que son desamparadas”.
¿Qué sueño le gustaría cumplir?
“Hubiera querido establecer un albergue para animalitos de la calle, desafortunadamente ya no me da tiempo porque los animalitos sienten. Tengo cuatro perros, un gato y me llegó uno nuevo, estaba allá afuera de mi casa y no tuve el corazón para dejarlo afuera, entonces ya vieron a un gatito, voy hacer promoción y si algún vecino lo reconoce entregárselo, pero sino no lo reclama nadie acá tiene un hogar”.
¿Cómo descarga el estrés la presidenta municipal?
“A mí me gusta caminar, no salgo a caminar por falta de tiempo, pero tengo mi caminadora, me gusta el box, tengo mi costal, pero sobre todo me encanta nadar, esos son mis deportes que me gustan, no los hago como yo quisiera, pero me gustaría tener un poco más de tiempo para hacerlo, eso es lo que más me gusta, por salud y por sentirte bien. De los tres deportes me gusta la natación, me encanta estar en el agua, nadar y mover todo el cuerpo. El box lo ocupo para sacar el estrés”.
¿Qué le da miedo?
“Le tengo miedo y le tengo mucho respeto al mar, si me meto al mar, pero con mucho respeto, no voy a las profundidades”.
¿Qué le gusta comer?
“Los dulces no han sido lo mío, me trato de cuidar mucho, pero me gusta todo lo que es lo salado, los chicharroncitos, los cacahuates, ese tipo de botanas me gustan mucho, no soy de mucha botana, trato de cuidarme hasta dónde puedo, no como mucha verdura, trato de no comer carne de puerco, busco cuidarme. Aunque cuando voy a las comunidades y la gente se desborda y te ofrece muchas cosas tenemos que ser solidarios y comer todo lo que la gente te brinda, pero no soy de muchas botanas”.
¿Cómo vivió su niñez en la capital del estado?
“Fue bonita, era un Tlaxcala que hoy extrañamos, era un lugar muy tranquilo y que además hoy sigue siendo, pero diferente, mi mamá trabajaba en Teléfonos de México que estaba donde hoy está el Bunte, el sistema era el de clavijitas, ella era muy dura, no permitía que yo tuviera bajas calificaciones y entonces siempre me la pasaba estudiando. Cuando le tocaba velar en la noche me llevaba con ella, recuerdo que me ponía mi camita abajo; recuerdo ese Tlaxcala donde estaba Doña Ramoncita que vendía las chalupas en la noche, era muy niña, me tocó ver el Hotel Don Quijote que estaba donde hoy es el Congreso del estado, y aún recuerdo el Cine Matamoros que estaba donde hoy es la Plaza Xicoténcatl”.
¿Qué experiencia le marcó la vida?
“Que mi madre muriera ocho días antes de mi graduación, fue un golpe muy fuerte. A los 22 años me convertí en jefa de familia, me tocó cuidar a mi abuela, entonces no tuve adolescencia ni juventud, no salí con los amigos al antro o discoteca”.
¿Cuál es el lado humano que pocos conocen?
“Pues que no todo el tiempo estoy en la silla revisando pendientes, coordinando trabajos, impulsando proyecto a beneficio de la ciudadanía. Soy una mujer muy hogareña, me gusta ayudar a mi hijo hacer la terea, mis hijos se enferman y tengo que cuidarlos, trato de cubrir todos los roles y entonces las mujeres somos muy fuertes, nunca nos cansamos y si nos cansamos no lo decimos, soy guerrera tlaxcalteca y siempre estoy dispuesta a cumplir las necesidades que se me encomiendan”.
¿Es estricta?
“Soy muy dura, tienes que ser muy dura, al final tienes que ser así porque si no las cosas no salen, pero al final soy una mujer muy humana”, finalizó la alcaldesa.
mpl