Para los alumnos de la Escuela Secundaria Moisés Sáenz, en el centro de Apodaca, la luz del conocimiento parece no llegarles, porque durante las dos últimas semanas, sin luz en los salones, poco pueden leer en sus libros.
Tampoco pueden beber ni en la fuente de la sabiduría, ni en la fuente de sus bebederos, porque no tienen agua, pero así los hicieron acudir a clases.
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El problema no debería existir, pues el plantel, que comparte instalaciones con la Escuela Secundaria Roberto Garza, vespertina, recibió 600 mil pesos como parte del programa federal La Escuela Es Nuestra.
Las mamás explicaron que el problema en las instalaciones eléctricas tiene muchos años, y con los recursos federales se reparó, pero apenas duró unos días e hicieron corto, en algo que sospechan fue provocado.
Mientras es una cosa u otra, los jovencitos no tiene energía eléctrica y deben tomar clases a obscuras.
Tampoco tienen agua, y con estos calores la escuela se convierte en un infierno. La Semana pasada tomaron clases en línea, pero ahora el director decidió volver a clases presenciales.