Experiencias adversas aumentan problemas de comportamiento en estudiantes: Udlap

Las experiencias adversas desarrollarían problemas de comportamiento y de salud.

Una niña presta atención en clases presenciales | Andrés Lobato
Jaime Zambrano
Puebla /

En medio de las complicaciones actuales, en un menor de edad que presenta tres o más experiencias adversas, aumenta casi cinco veces la probabilidad de que registre problemas con la asistencia a la escuela; incrementa seis veces la posibilidad de que tenga problemas de comportamiento; y crece casi tres veces la probabilidad de que tenga problemas con la entrega de sus trabajo y tareas.

De acuerdo con el análisis “Aprendizajes en contextos adversos”, de María Dolores Lozano Suárez, investigadora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), en medio de la pandemia, las experiencias adversas se pueden traducir en traumas y, con ello, el desarrollo de problemas de comportamiento y de salud.

“Es necesario poner mucha atención en los estudiantes porque, tal vez, no es como uno se imagina que el comportamiento de los estudiantes se debe a ciertas variables que tienen que ver con motivación, en el cómo yo esté dando las clases, es decir, circunstancias particulares que tienen que ver con lo pedagógico; sino que, realmente hay una influencia de lo biológico, de cómo han vivido en el pasado y en el comportamiento y en el cómo están en el momento presente”, expresó.

En general, para toda la población, los contextos retadores son adversos y en medio de los retos en la esfera de acción, se presentan situaciones que dan lugar a experiencias que se relacionan con la capacidad del afrontamiento inmediato y, ello, traducirse en un trauma.

“Las personas enfrentan situaciones de muchas índoles que van desde muy complejas de salud, violencia doméstica, pérdida de empleo, acoso, pérdida de seres queridos, violencia intrafamiliar, pobreza, entre otros y estas experiencias adversas llevan a un trauma”, señaló.

Durante el Curso de Desarrollo de Nuevas Competencias Directivas y Docentes que se imparte en la Udlap, la investigadora explicó que en los seres humanos existe una relación entre las experiencias adversas y los aprendizajes, así como en la regulación del sistema nervioso, es decir, las repuestas a las problemáticas se relacionan con el trauma y los padecimientos.

“La aparición de la pandemia ha presentado el surgimiento de muchos retos desde situaciones laborales y familiares hasta los contextos educativos y de salud, lo que nos lleva a ver que todos estamos en contextos retadores”, explicó.

En medio de la pandemia de la covid-19 y de experiencias adversas, la población se encuentra en riesgo de presentar conductas de riesgo como adicciones; enfermedades mentales y problemas de salud.

El número de experiencias adversas en los menores de edad tienen repercusiones en la edad adulta y, al menos, 25 por ciento de la población reporta dos experiencias adversas. Cuando la persona tiene cuatro o más experiencias adversas tienen un mayor riesgo de presentar conductas de riesgo.

Lozano Suárez destacó que las experiencias adversas se traducen en la posibilidad de desarrollar problemas como sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo, abuso de sustancias, ausentismo laboral y, al mismo tiempo, se presenta mayor riesgo de padecer enfermedades mentales como depresión, intentos de suicidio; y aumenta la probabilidad de enfrentar obesidad, diabetes, enfermedades del corazón, cáncer, enfermedades pulmonares e incluso enfermedades de huesos e hígado.

AFM

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