El 24 de enero Miriam abordó la Línea B del Metro para dirigirse a su trabajo. Llevaba un poco de prisa y no logró subirse a los vagones asignados para mujeres y entró a un vagón de en medio, “era la hora pico”, recuerda.
A las 08:30 horas, en la estación San Lázaro, con dirección Buenavista, una mujer subió con un niño de casi dos años; lo llevaba en brazos. El Metro avanzó. Un usuario, al verla con el niño, le cedió el asiento, pero no aceptó y en lugar de ello sin motivo alguno comenzó a golpear a Miriam.
La agresora, de aproximadamente 20 años, acusó que Miriam primero había golpeado a su hijo. “Ella empezó a gritar y se puso a llorar y decía que cómo me atrevía a golpear a su bebé de apenas dos años. De hecho me dio una patada”, contó a MILENIO.
Fueron minutos de incertidumbre y la agresión creció. Un hombre más, quien ya venía en el vagón, comenzó a ahorcar a Miriam para así ocasionar el mayor daño posible por presuntamente agredir al menor de edad.
“Por inercia la quise aventar y este señor me agarró del cuello. Otro joven le dijo fíjate cómo la agarras, por eso se atrevió a soltarme porque de plano ya me tenía totalmente sometida. La gente, lejos de decirle que se calmara o tranquilizara, fue al contrario, no hizo nada”, narró.
"¡Órale, a chingar a su madre!”
El convoy llegó a la estación Morelos y Miriam seguía siendo golpeada. Fue hasta el Metro Tepito que los rasguños y golpes acabaron.
“Este tipo empezó a hacer más bulla junto con la señora y me dijo ¡Pinche vieja encajosa!, que cómo atrevía y la gente al escuchar que según yo había golpeado al niño gritó ¡Bájenla del vagón! Esto fue en el transcurso de dos estaciones, nos bajamos en Tepito y ahí la chica dijo ¡Voy a pedir apoyo porque quiero que me pagues! ¡Acabas de golpear a mi hijo! Hizo mucho show”, describió.
Antes de bajar, Miriam recuerda que el hombre que la había ahorcado la aventó del vagón gritándole "¡Órale, a chingar a su madre!”. Sin embargo, este no descendió del convoy.
Dos mil 500 pesos por unos lentes de contacto
En la estación la mujer corrió a buscar ayuda a un policía y denunciar una agresión hacia ella y el niño, así como exigir el pago de dos mil 500 pesos por unos lentes de contacto que perdió en el vagón al ser supuestamente atacada. “Argumentó que la agredí y que golpeé al niño y que quería que le reparará el daño”, indicó Miriam.
El oficial de la estación les pidió sus datos comentándoles que serían llevadas a un Ministerio Público. Tras tomar la declaración de ambas sobre lo ocurrido, la joven insistió que desde que se subió al Metro fue agredida junto a su hijo.
No obstante, pese a los golpes y lesiones en el ojo derecho de Miriam, las autoridades sugirieron que ambas firmaran un acuerdo de partes y no se procediera legalmente diciéndole “si valía la pena o ya le deja así”.
“Llegamos a un acuerdo. La verdad nunca me había visto envuelta en algo así en ningún lado (…) nos sugirieron que llegáramos a un acuerdo para que no se hiciera más grande esto, el niño no tenía ningún golpe. Lo gracioso es que ella le decía ¿Quién te pegó? y el niño me señalaba”, expresó.
Respecto al hombre, añadió que ya lo había visto anteriormente pero aquel día grabó más su imagen al recordar que vestía uniforme de seguridad privada.
“Fue muy desagradable, lo que más me sorprendió fue que la gente al escuchar me estaba ofendiendo (…) al señor sí lo he visto antes. Va con uniforme se seguridad, al señor ya lo había visto”.
Al salir del Ministerio Público consideró que las autoridades “vieron esto como un pleito entre viejas verduleras porque no nos dieron mucha importancia”.
Con miedo de volver a ver a sus agresores, Miriam, quien por seguridad decidió no dar su verdadero nombre, concluyó que “querían intimidarme y que les diera dinero con tal de que yo no procediera”.