La postal dentro y fuera de la Central de Autobuses de Monterrey es ahora muy diferente: los viajeros tradicionales se mezclan entre decenas de haitianos que cualquiera diría que vienen de turistas y que llegan a la ciudad.
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De ellos, unos vienen y otros van; visten a la moda, es visible la ropa de marca o por lo menos portan los logotipos de las marcas internacionalmente conocidas.
Otros van a las taquillas para comprar boletos, unos más aguardan en los andenes, pasillos o en las salas de espera, hay quienes se quedaron y buscan trabajo de lo que sea, de lo que salga.
Dos de ellos están observando el precio de mil 120 pesos de los boletos para viajar a Ciudad Acuña, y el de mil 110 pesos para el destino de Piedras Negras, Coahuila, a través de transportes del Grupo Senda o Turistar.
Los dos caribeños, que apenas pasan los 20 años, no quieren hablar con el reportero y mejor se apartan.
El que se atreve a hablar con MILENIO Monterrey es Mariles Pierre, de 35 años, originario de Puerto Príncipe, pero que arribó desde Chile, donde vivió los últimos cinco años.
Ahora junto con su esposa y su pequeño hijo viven desde hace algunos días en un hotel de la localidad, pagando 500 pesos diarios, por lo que anda en búsqueda de trabajo.
"Estaba buscando trabajo, de lo que sea, estoy necesitado, vengo con mi familia, nosotros tres, mi señora y mi hijo, de cuatro años, llegué a Monterrey desde hace 8 días.
"Cualquier trabajo, no tengo profesión, me estoy quedando en un hotel, en la asociación había mucha gente, toda la gente en la calle, y con el covid-19 en la calle que no termina a mí no me gusta, aún nada, no encuentro trabajo", dijo Pierre.
Jules Julmy, de 35 años, es de pocas palabras, habla español tras residir en Chile algunos años, y solo dice que arribó hace tres días a la ciudad de Monterrey.
"Vamos a ver primero, pero creo que nos quedamos para encontrar trabajo", señaló el caribeño.
Personal de limpieza de la Central de Autobuses describió que con la llegada de los haitianos tienen más trabajo, ya que dejan la basura y pañales regados en el piso o debajo de las bancas de espera y no en el bote de basura.
Con ello, los haitianos van tejiendo una postal de una ciudad cosmopolita dentro y fuera de la Central de Autobuses.
Ahí están, en los alrededores, calles y banquetas y en tiendas cercanas de ese punto del centro de Monterrey, a pesar de que el albergue Casa Indi de la Parroquia María Goretti se ubica a unas cuantas cuadras de la Central de Autobuses.