Un equipo de estudiantes e investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) forman parte de un proyecto internacional para eliminar con luz ultravioleta la carga viral del SARS-CoV-2 que genera la enfermedad de la covid-19 de equipo México.
El proyecto consiste en el desarrollo de cabinas que se entregaron a hospitales públicos con el objetivo de que los médicos puedan limpiar sus equipos y puedan reutilizarlos con la seguridad de que están libres del virus.
Las cabinas miden 180 por 90 por 60 centímetros, están hechas de aluminio blanco, están revestidas de papel aluminio y contienen en su interior 16 lámparas de radiación UV-C. El equipo médico a desinfectar se coloca dentro de las cabinas y la luz de las lámparas, que se refleja en todas las paredes de la cabina, lo desinfecta por completo.
Rubén Ramos, investigador del INAOE y asesor del grupo estudiantil que participó en el proyecto, comentó que la luz ultravioleta (UV) se ha utilizado desde hace tiempo para la desinfección de materiales y superficies.
“La luz UV no es visible al ojo humano. Hay tres tipos de radiación ultravioleta, UV-A (315–400 nm), UV-B (280–315 nm) y UV-C (180–280 nm). La fuente natural de luz UV es el Sol; sin embargo, solo el diez por ciento de la luz solar es UV y solo un tercio penetra la atmósfera. De esa luz que llega a la superficie terrestre, 95 por ciento es UV-A y cinco por ciento es UV-B. La luz UV-C es totalmente absorbida en la atmósfera, de modo que la luz UV-C debe ser generada por fuentes artificiales para poder utilizarla. La energía de la luz UV-C es tan grande que es capaz de romper cualquier enlace molecular y su absorción por material biológico es tan grande que se absorbe en unas cuantas micras, lo que la hace particularmente útil para destruir virus de cualquier tipo”, destacó.
Las cabinas permiten dirigir esa radiación a las superficies que se busca desinfectar. Para evitar daños a los usuarios cuentan con unas ventanillas que bloquean la luz UVC para vigilar el proceso completo. La idea original es del investigador Thomas Baer, quien forma parte de la Universidad de Stanford y Fellow de la OSA Optical Society of America (OSA). El proyecto en el que participa el Inaoe busca replicar el modelo de una cabina de desinfección basada en luz ultravioleta UV-C.
En el desarrollo de las cabinas a nivel internacional participan el propio especialista Thomas Baer junto con investigadores del Centro Wellman de Fotomedicina del Hospital General de Massachusetts, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad de Toledo y del Departamento de Cirugía de la Universidad de California en San Francisco.
Por su parte, Ilsse Aguilar, estudiante de doctorado del del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, comentó que el equipo comenzó a participar a partir de una invitación que recibieron de OSA el año pasado.
“El proyecto que se basa en el desarrollo de cabinas a partir del financiamiento de la Optical Society of America (OSA), cuenta con la participación de los capítulos estudiantiles de 12 países de América, Asia y África”, comentó.
A partir del proyecto se logran reutilizar las mascarillas N-95 un ciclo de cinco veces. En cada cabina caben entre 20 y 28 mascarillas que deben colocarse por cinco minutos para que se logre la limpieza adecuada. Las cabinas construidas por los estudiantes del capítulo de la OSA en el INAOE fueron dos y se entregaron a hospitales de Puebla y Tlaxcala.
Resaltó que la OSA financió el proyecto, por ello, recibieron el prototipo y la capacitaron correspondiente para desarrollar la cabina que utiliza la luz utravioleta que permite limpizar los equipos que usan los médicos en la lucha contra la covid-19.
mpl