De acuerdo con la 14ª Encuesta de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), que se aplicó a 21 mil puntos de venta de 20 entidades del país, incluido el Estado de México; 78.11 por ciento de los negocios señalan que ha incrementado hasta 15 por ciento el número de clientes que les piden fiado, lo cual equivale a que la reactivación económica es lenta y las personas no han recuperado su poder adquisitivo.
“En los negocios se mantiene que 1 de cada 5 clientes está obligado por sus circunstancias (pérdida de empleo, enfermedad o falta de ingresos) a pedir fiado, sin embargo, este fenómeno ha incrementado entre 10 y 15 por ciento, según la región del país, por los efectos de la inflación”, detalló el presidente de la ANPEC, Cuauhtémoc Rivera Rodríguez.
En conferencia de prensa, indicó que durante el primer semestre del año 91.71 de los encuestados registraron una caída de entre 15 y 25 por ciento en sus ventas o el ticket mensual, lo cual habla de que la reactivación no se refleja en el consumo, principalmente, por el alza de la inflación que se mantendrá hasta el próximo año.
“La inflación de ubica en 6.08 por ciento y se espera que crezca entre 7 y 8; será hasta el tercer trimestre de 2022, según el Inegi, cuando regresemos a 3 por ciento, pero todo indica que vamos a un momento de mayor turbulencia”.
Sostuvo que 76.03 por ciento de los negocios han observado que a sus clientes no les alcanza para comprar la canasta básica, pues muchas frutas, legumbres y verduras están cada vez más caras. La gente está concentrando su alimentación en el huevo, el maíz, tortilla, frijol, arroz, algo de pasta, aceite, pan, lácteos, leche y el queso de menor costo. Además de cebolla, tomate, chile, papa y algo de papa, frutas de temporada, que es la más económica y no de primera calidad.
En tanto, 83.47 por ciento observa un consumo diario, lo que evita que la comida se eche a perder o se almacene por mucho tiempo; además de buscar productos de menor calidad, dejando de lado la marca; y optar por productos genéricos o a granel (frijol, azúcar o arroz). También han dejado de adquirir proteína (puerco, res, pollo y productos del mar) que están por las nubes, enlatados como los chiles o el atún y los embutidos están limitados a la clase media.
“Antes del Covid el pequeño comerciante tenía una utilidad promedio de 2 mil 500 pesos a la semana, 10 mil pesos al mes; ahora solo busca ganar entre 6 mil y 8 mil pesos, pues la gente consume en promedio entre 250 y 300 pesos diarios”.
Al hablar de los desafíos de la reactivación de la microeconomía, recordó que en julio del año pasado se registró el cierre de 300 mil puntos de venta y en lo que va de la reactivación han reabierto 150 mil negocios porque no hay subsidios de parte del gobierno, sin embargo, los negocios han encontrado una precarización de ingresos, es decir, lo que ganan ahora no es el mismo que antes de la pandemia.
“El impacto en el empleo fue muy fuerte, del millón 200 mil empleos perdidos el año pasado se han recuperado 600 mil y están en condiciones precarias, es decir, con menos salario, y al menos 300 mil autoempleos no tienen condiciones para retomarse. Por ello, la población en general ha emprendido para vender algo a través de redes sociales y ganar dinero extra y aumentar su poder adquisitivo”.
Destacó que 70.19 por ciento de los negocios percibió un aumento en la informalidad, es decir, venta de artículos o productos de contrabando, pirata, robados, clonados o adulterados. “A la fecha la economía informal ocupa a 34 millones de la Población Económicamente Activa (PEA), y un trabajador informal no da su día por menos de 500 pesos, mientras que el formal da su día por 200 pesos”.
KVS