La Nueva Viga es el segundo mercado de pescados y mariscos más grande del mundo, donde se comercializa el 65 por ciento de toda la pesca nacional; pero debido a la falta de regulación y vigilancia, en algunos locales se llega a ofrecer pesca ilegal, como la del pez dorado, tiburón, y pulpo que se encuentra en veda, lo que provoca la sobreexplotación y deterioro de las especies pesqueras del país, advirtió Renata Terrazas, directora de la organización Oceana.
Durante un recorrido organizado por Oceana en dicha central, se constató que los productos pesqueros irregulares se exhiben sin ningún problema, incluso uno de los locatarios mostró un ejemplar de Dorado, y reconoció su irregularidad ante las cámaras de MILENIO.
“Es un Dorado que viene de la zona del Pacífico. Ahorita de hecho, no está tan permitida su pesca; éste, ahorita es la única pieza porque ha de haber sido una pesca accidental y se vino entre los pescados, cuando hay abundancia pues hay bastante en el mercado, ahora deben de ser contados”, dijo Rodolfo, al cargar con dificultad al enorme pescado de más de 15 kilos.
El comerciante afirmó que se trata de “un producto fino y entre los finos, es de los económicos”, ya que su costo es de 115 pesos por kilo o 250 pesos el filete. Al cuestionarlo, sobre el hecho de que se trata de una especie en veda, dijo que “ya estando aquí, no lo podemos tirar, se tiene que aprovechar”.
Entrevistado por separado, Rogelio Hernández, encargado de Relaciones Públicas de la Nueva Viga aseguró que personal de las secretarías de Agricultura y Marina realiza operativos al interior de la central desde las tres de la mañana “si alguien llegase a traer un producto que no está facturado, o que esté en peligro de extinción o que esté en veda, en ese momento se recoge y se lo lleva la Marina con todo y camión”, afirmó.
Sin embargo, se constató la venta de pulpo fresco –que está en veda–, con un costo de 400 pesos por kilo, además de tiburón que se ofrece como cazón.
“Tiburón hay todo el tiempo, a esa edad se le llama cazón, hay otro pescado más chico que es igual pero se le llama tripa, y ya de ahí viene el tiburón que es más grande, pero todos son el mismo tiburoncito”, dijo Misael, al mostrar los ejemplares.
Renata Terrazas denunció que los comerciantes “le llaman cazón a todo el tiburón pequeño, pero no saben si genuinamente es un cazón o es un tiburón juvenil, es de los temas que están muy pocos regulados, el consumidor no sabe que está comiendo”.
Explicó que el cazón es un tiburón pequeño y se puede reproducir mucho más fácil que el resto de los tiburones, que están en la lista roja de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), “normalmente porque como están chiquitos porque son juveniles, los llegan a vender como cazones, es algo que necesita regularse”, lamentó.
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Entre los pasillos del mercado, las diferentes bodegas reciben más de mil 200 toneladas diarias, de 36 a 40 toneladas por mes, de hasta 300 especies diferentes, 82 por ciento son especies del Pacífico, 18 por ciento del Golfo de México y Caribe y un 2 por ciento de zona sin litoral, dijo Rogelio Hernández.
Advirtió que 4 de cada 10 especies pesqueras en México están en deterioro, debido a la sobreexplotación pesquera, la pesca ilegal, la destrucción de ecosistemas, la contaminación del agua y aumento de la temperatura del mar, por lo que Oceana impulsa una ley de restauración de nuestros mares.
“Alrededor del 40 por ciento de las especies que pescamos están en esa situación, estamos viendo que hay menos peces. Hoy en día no hay forma de recuperar esta abundancia ni de estas especies en peligro, ni de otras que están al punto de colapso y se requiere de un instrumento legal para restaurar las especies, para saber que lo que te están vendiendo es lo que te están diciendo, porque eso tiene un impacto gigantesco”.
Además, esa situación provoca que los consumidores reciban “gato por liebre”, pues de entre la enorme variedad, el consumo se concentra en una decena de especies, y siempre piden las mismas, como: camarones, sierra, robalo, huachinango, mojarra, cazón, mero, pulpo, ostiones y salmón, que además, son más caras.
“Cómo vamos a decirle a la gente que este pescado es un jurel, tiene que conocerlo, pero para esto, necesitamos crear un programa de cultura alimentaria a base de pescado y mariscos para poder lograrlo. La gente nada más busca los más comunes, huachinango y robalo, el pescadero incluso en los mercado públicos, lo que hacen es, si la gente pide filete de huachinango le digo que es huachinango, aunque sea de cabezona o jojobata. Si yo quisiera un kilo de filete de huachinango, son tres kilos de pescado para sacar un kilo, me costaría arriba de 500 pesos un kilo de filete de huachinango o de róbalo”, dijo.
La administración de la Nueva Viga y Oceana, coinciden en que los mexicanos deben ampliar su consumo y preferir especies de temporada, ya que el precio baja considerablemente, como la sierra que ahora está en 70 pesos el kilo, contra los más de 330 pesos del salmón, que es cultivado e importado o el pulpo que esté en veda y se consigue congelado en 400 pesos.
“El salmón está completamente sobrevalorado, es de acuacultura y se tiene que pescar 3 kilos de pescado para alimentarlo y hacer un kilo de salmón, normalmente sardina; no vale la pena la relación, consume mejor productos del mar de pescadores mexicanos; por ejemplo, aquí tienen lenguado, es un producto de extraordinaria calidad, y el precio es mucho menor; hay jurel de castilla, es un pescado subvalorado, pero es un extraordinario, aquí tienes casi todos los pescados más barato que el salmón y todos son mucho mejores que el salmón”, sugirió Terrazas.
Raymundo, un comerciante de la Nueva Viga recomendó a los compradores revisar la consistencia del pescado, “que tenga una consistencia maciza, que no se sienta flojo, ya cuando se siente flojo es porque tiene varios días de atraso y su agalla debe estar un poquito rojita y su ojito claro”.
ATC