Al entrar por las puertas de madera es imposible no disfrutar el aroma de la barbacoa recién salida del horno, los pastes y mixiotes que ofrecen al comensal, “Don Horacio” dice el letrero del restaurante, pero sin duda el ambiente y el aroma refleja tradición, familia y un legado; mismo que se mantiene desde 1917 y que se pretende mantener por muchas décadas más, asegura el encargado del establecimiento, Raúl Camacho Baños.
En el corazón de Pachuquilla, Mineral de la Reforma, se ubica este icónico restaurante, si bien en la actualidad el lugar se distingue por ser un gran exponente de la gastronomía hidalguense, requirió el esfuerzo de tres generaciones.
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Su expresión denota gran orgullo cuando se remonta a 1917, “cuando mi bisabuela Zeferina González Ortiz inicia en una tienda que se llamaba La Invencible, que precisamente estaba en frente de lo que hoy es Don Horacio, en esa tienda vendían de todo y cuando se viene la construcción de la entonces carretera Pachuca-Tulancingo, que es ahora la avenida Hidalgo del centro de Pachuquilla, no había quien le diera de comer a esos trabajadores que estaban laborando en esa arteria, ella los atendió y es donde a ella (Doña Zefe) le nace el amor por la gastronomía, por la comida”.
“La Invencible”, un nombre que no sólo llevó la tienda que dio origen a la historia, sino que refleja el legado de la familia que comenzó a brindar alimentos a través de los años que consolidó el negocio familiar, incluso comenta Raúl Camacho, hay antecedentes de la década de 1940 cuando el negocio era una cocina económica grande, aunque seguía teniendo la tienda.
El servicio de restaurante de Mary Cristy continuó bajo el mando de la familia hasta el año de 1982, hasta que un primero de mayo de 1993, Guadalupe Baños inició el restaurante “Don Horacio” en honor a su padre, Horacio Baños González, siendo la tercera generación en ofrecer la tradicional gastronomía de Hidalgo a todo comensal que cruzara por sus puertas, 30 años más tarde Raúl Camacho Baños toma la estafeta para continuar con esta tradición de más de un siglo, un invencible legado que se mantiene en cada platillo que se ofrece en la carta.
Durante los fines de semana más de la mitad de los clientes provienen de la Ciudad de México y Estado de México, quienes además piden tener sucursales en sus entidades.
La ardua tarea de mantener el restaurante “Don Horacio” impidió que el pasado primero de mayo se celebrara el 30 aniversario de la fundación, pero este 7 de agosto se desarrollará la festividad para conmemorar tres décadas de tradición culinaria, familia y legado, “precisamente este lunes siete de agosto vamos a celebrar, vamos a consentir a nuestros clientes para demostrar qué es Don Horacio de qué está hecho, además de por qué ha perseverado tanto en la cocina hidalguense, vamos a seguir perfeccionando la atención al cliente, que es fundamental, además de la calidad y calidez de nuestra comida”.
Los platillos
Raúl Camacho enunció al menos tres platillos imperdibles en la visita a “Don Horacio”: pastes, “es un referente en el estado, pastes hay en todos lados, pero no de la calidad que tenemos”; barbacoa, “borregos tiernos y que realmente es todo un proceso hacerlo artesanalmente se usan pencas de maguey y leña, se hace por una persona que lleva años con nosotros”; mixiotes, “antes el negocio familiar de la bisabuela se manejaba de carnero y de pollo, hoy tenemos el mixiote verde de carne puerco con nopales, un mixiote de pura maciza sin nervios y un intermedio que se saca de las piernas o espaldilla, maciza con hueso porque hay a quienes les gusta el huesito”.
Sin dejar de lado algunos platillos que se incluyeron en la carta a partir de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México y Centenario de la Revolución Mexicana, como es el caso de las “costillas general Villa”, costilla de carnero pero con el toque especial de una salsa de pulque; “sopa revolucionaria”, sopa de flor de calabaza con nopales; “adelitas” tlacoyos de masa azul rellenos de escamoles con flor de calabaza al lado acompañado de salsa de chile pasilla que da un toque especial; y la inclusión de esta generación, “caña de cordero”, un filete del cordero que se cuece a las brazas y lleva recaudo negro, compuesto por una variedad de chiles secos.
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