Refrigeradores con bolsas negras y letreros indican que nuevamente en algunos establecimientos se ha prohibido la venta de cervezas, vinos y licores, la capital de Hidalgo nuevamente implementó una Ley Seca para evitar que se propaguen los casos positivos del llamado covid-19, pero así como hay reglas hay personas que existen para romperlas.
Al igual que los primeros meses de este 2020, todas las latas y botellas permanecen en sus estantes sin ser tomados por los compradores, se entristecen y al igual que los fieles catadores de bebidas alcohólicas sufren un final de año sin poder degustar los diversos sabores de los tragos más populares: cerveza, vodka, whisky, ron, charanda, tequila, mezcal; una buena quemadita, una paloma o incluso un ruso negro, apoco no se antoja para refrescar el gañote.
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Pero al no poder acudir a la tienda de abarrotes, de conveniencia o supermercados para atender este antojo y esa sed que se intensifica en cada festividad, surgen los ‘héroes anónimos’ que satisfacen dicha demanda. Desde pequeños comerciantes que en sus tiendas ofertan de manera clandestina estas latas y botellas con el elixir, algunas que en lugar de dar un ‘no’ por respuesta simplemente dicen: "claro que sí te vendo, sólo escóndelas para que no las vean".
Así más de un comprador sale con sus productos para celebrar este fin de año, sólo en algunos espacios los costos se disparan un poco, cerca del 50 por ciento, pues una lata de cerveza que normalmente cuesta 18 pesos suele venderse por 25 o por muy costosa 30 pesos; las botellas de diversos tipos de alcohol cuentan la misma historia, aunque son contados estos lugares.
Pero en cada desierto existe un oasis tras los espejismos y las penumbras, como para los pachuqueños a quienes las bebidas alcohólicas han sido vetadas por la contingencia de salud, ese paraíso simplemente se llama: Mineral de la Reforma.
Aunque forma parte de la zona metropolitana de la capital del estado y de los 11 municipios que tienen estas nuevas restricciones, las reglas se doblan en este territorio, pues la venta de bebidas alcohólicas no está totalmente prohibida, sino restringida.
Esto es visible en algunas tiendas, donde siguen ofertando este producto, así como dentro de los pasillos de los supermercados, donde se permite la venta de todos los diversos tipos de botellas y cervezas, los compradores al ver esto parecen acercarse para abrazar a cada una de ellas, cada six pack, cajas de 12 o lo demás, parecen niños en dulcería y en lugar de que exista una restricción simplemente se les indica la oferta y la única restricción general: el comercio cierra a las 18:00 horas.
A pesar de esto no existe tanta afluencia, parece que la gente no está informada de que existe este oasis para surtir sus demandas de bebidas alcohólicas, la sed será abatida y muchos tendrán un buen cierre de año, sin mencionar las botellas que con felicidad terminarán en una bolsa de basura e incluso al costado de una banqueta, todo después de servir a su propósito, entregar una sonrisa a un fiel catador de vinos, cervezas y claro licores.