No tienen ningún apoyo del gobierno federal y estatal, ya viene la veda donde se agota el empleo y por ende trabajan a marchas forzadas en las áreas destinadas a despicar camarón; así trabajan las mujeres que se dedican a dicha labor y son madres solteras.
No hay tiempo que perder, se tiene que pelar la mayor cantidad de crustáceos para llevar dinero a casa, si es que se quiere sacar los $200 y $250 del día, de lo contrario no alcanza y más porque no existe beneficio gubernamental.
“No tengo tele y tampoco refrigerador"
La ciudadana tampiqueña tiene 57 años de edad y toda una vida de trabajar en dicha labor, es madre de dos hijos: uno de 21 que ya no depende de ella (labora en Monterrey) y una joven de 12 años, que a veces le ayuda en su labor,
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“No quiero que se dedique a lo mismo, que salga adelante y tenga un mejor trabajo, para que tenga una mejor calidad de vida", aseguró Santa Teresita Díaz Acosta, a quien el recuerdo de sus hijos le hace llorar y recordar que su ardua labor le ha lastimado las manos.
“No tengo tele, no tengo refrigerador, ahora me tienes que ayudar a salir adelante", es el mensaje que la mujer le da a su hijo, que está trabajando en otro Estado para que le quede claro que ella lo sacó adelante.
“He sacado adelante a todos despicando camarón"
Una mujer muy seria que está en su labor en un despicadero, en el cual solamente se escucha el sonido de camarón en el proceso de retiro de la cáscara, tiene 47 años de edad y 15 de mantener a su familia con dicha actividad.
Se llama Coral Urbina y tiene 5 hijos: una de 28 años con dos niños; una de 22 con una niña; así como tres de 15, 10 y 8 años. “He sacado adelante a todos despicando camarón", indicó mientras llena un traste de plástico con el llamado oro rosado.
Vale la pena cada uno de los minutos de esfuerzo, aseguró, ya que “El niño de secundaria quiere ser contador porque es bueno para las matemáticas, además juega fútbol; la idea es que logre una vida mejor a la que he tenido".
Concentrada en su labor está Inocencia, ha vivido 54 años de los cuales 40 se ha dedicado a despicar camarón. Sus compañeras se admiran de observar la velocidad con la cual “pela" el alimento, el cual es un manjar entre ciudadanos y turistas.
“La niña le dice que quiere ser enfermera y lo tiene que cumplir"
María Cristina Téllez Morales asegura que su hija de 12 años le ayuda en dicho trabajo que da empleo a 2 mil 800 mujeres en colonias como Morelos y Vicente Guerrero, en el sur de Tampico, así que todo esfuerzo vale la pena.
Aparte de su joven hija tiene gemelos de 11 años que a la salida de la escuela se suman a la actividad, sabe que el esfuerzo que debe hacer todos los días van a rendir frutos, porque pese a la falta de apoyo, “la niña le dice que quiere ser enfermera y lo tiene que cumplir".
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