La maestra Paz Negrete tiene 72 años de edad y sigue dando clases, de éstos, 54 se ha dedicado a la docencia, principalmente con niños y niñas que viven en un contexto de violencia familiar, drogas, abuso sexual entre otras problemáticas.
Desde hace décadas, de haberlo deseado, se habría podido jubilar, pero ha decidido mantenerse en las aulas de clases de una primaria y secundaria que se ubica en el polígono de las Joyas en la ciudad de León.
“Mis niños para mí son todo, porque empezamos muy jóvenes nosotros también apoyando a los niños, por ejemplo, tenemos niños que no terminan su primaria y que se quedan a medias, nosotros aquí los recibimos”, dijo.
La maestra Paz recordó que cuando inauguraron la escuela se encontraban en la colonia España y fue hasta hace más de 20 años cuando una familia empresaria del sector hotelero, les donó los terrenos para que la construyeran en las Joyas.
Las maestras iban de casa por casa tocando puertas ofreciendo los estudios para que los niños fueran a la escuela, incluso se movían a diferentes colonias a donde hacía falta más educación y fue de la manera en que llegaron hasta ese lugar.
En ese tiempo comenzaron con tan solo un salón y unos 10 estudiantes y ahora la escuela ha crecido tanto que ya son nueve salones construidos y 400 alumnos y alumnas de cursan los diferentes grados de alfabetización, primaria y secundaria.
“Aquí hay mucha violencia con los niños, hay sobre todo abusos y pues todos vamos ahí batallando y siempre tratando de apoyar y de sacarlos adelante”, comentó.
Comentó que ahora muchas generaciones han obtenido sus certificados de primaria incluso que algunos se han titulado de abogados y maestros.
Esas generaciones, junto con sus maestras, les tocó caminar muchos kilómetros de las calles que no estaban pavimentadas para poder aprender a leer y escribir, las lluvias de las que tampoco se escaparon o las inclemencias del frío o el sol que tenían que pasar para llegar a sus salones de clases.
“El contexto familiar de ellos pues hay mucha pobreza en algunos niños, por eso es que nosotros les brindamos ese desayuno porque muchos niños nos vienen sin comer, muchos niños comen dos veces o una vez al día, son hijos de papás por ejemplo, algunos son albañiles, pero hay mucha drogadicción”, agregó.
Comentó que ellas como maestras lo que quieren es expandir los horizontes de los niños y que vean hacia otros mundos donde puedan salir adelante con expectativas personales y de vida y no se queden atorados en la problemática social y familiar en la que se desenvuelven