Genese Desir cuenta su historia con una sonrisa. Parece que todo lo que ha enfrentado ha valido la pena. Hoy ella, su pareja y su hija, finalmente obtuvieron su tarjeta de visitantes por razones humanitarias en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) en la Ciudad de México. Ahora, se dispone a buscar un trabajo y a inscribir a su hija en la escuela.
“Fue muy duro, pero la vida de una migrante no es fácil, no”, aseguró.
Nada la desanimó. Hace cinco meses, cuando entró a México por la frontera sur, en Chiapas, las largas caminatas a pie bajo el sol y la lluvia causaron que perdiera un bebé de tres meses de gestación. Tuvo que ser atendida en un hospital de Chiapas, y por ello, no logró tramitar de manera adecuada su primera solicitud de refugio. La rechazaron.
Entonces, decidió continuar su camino hacia la Ciudad de México, para regularizar su situación migratoria en el país.
“Hay lugares en que ni camionetas, ni carros, ninguno nos querían llevar porque no teníamos papeles. Fue muy duro, caminando. Un día caminé como 10 horas, después me sentía muy cansada, no podía hacer nada, todo el cuerpo me dolía, la niña, la lluvia, toda la ropa estaba mojada.”
En octubre pasado, MILENIO visitó a Genese en el albergue en el que vivía con su familia, en la Ciudad de México. Ya tenía claras sus metas.
“El papel es muy importante. Si vives en un país y no tienes papeles es muy peligroso porque siempre hay agentes de migración en la calle y tú no puedes caminar, tienes miedo porque estás ilegal. Pero a mí el papel es muy importante, porque primero yo quiero ir a trabajar, quiero llevar a mi hija a la escuela. Hay bastantes cosas, todavía no puedo hacer nada. Siempre nos quedamos aquí, durmiendo o jugando y yo tengo toda mi fuerza”, contó entonces.
Genese forma parte de un éxodo de migrantes de Haití que llegó a México a mediados del año. Algunos huían de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en su país. Otros, que ya habían solicitado protección internacional en otros países como Chile y Brasil, fueron engañados por coyotes que aseguraron que Estados Unidos estaba recibiendo solicitudes de asilo, pero no fue así.
Para noviembre pasado, 47 mil 494 migrantes haitianos habían solicitado refugio en México a través de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. Los trámites se complicaron porque varios migrantes, como Genese, habían solicitado protección previamente en otros países. Su hija, de hecho, nació en Chile.
Además la capacidad de atención y resolución de solicitudes por parte de las autoridades migratorias se vio rebasada.
“Es muy difícil, salir de Chiapas hasta la Ciudad de México no salió bien, pero sobre los papeles duran muy poco tiempo, pero ya lo logré gracias a Dios. Ahorita tengo mis papeles y necesito un trabajo y también que mi hija vaya a la escuela porque ahorita tenemos nosotros los papeles. Fue muy duro, es un camino muy largo y muy difícil también, pero gracias a Dios ya llegué con mi familia, con mi hija, con mi pareja, gracias a Dios todo salió bien.
Genese asegura que quiere trabajar de lo que sea, con tal de que su familia salga adelante. Ahora, puede comenzar a vivir el sueño mexicano, al menos, por el próximo año, que es el tiempo que la tarjeta de visitante por razones humanitarias tiene vigencia. Entonces, podrá solicitar la residencia permanente en México.
ledz