La religiosa María Alejandra Barajas Lozoya aún recuerda el pasado eclipse de 1991 en su adolescencia, ni más ni menos le tocó vivirlo en medio del mar a bordo de un barco que la llevaba hacia La Paz, Baja California Sur, una experiencia que describió como única, en tanto, este 8 de abril lo vivió desde el Museo Acertijo de Gómez Palacio y superó sus expectativas.
Oriunda del estado de Sonora, compartió que aquel junio del 91 ni siquiera se imaginaba que le tocaría vivir el eclipse total de sol rodeada de la inmensidad del mar, por lo que dijo haberlo disfrutado aunque no lo tenía planeado. Ahora, ya con toda la información para apreciarlo de manera segura, se dijo impactada por todo lo que vivió durante el proceso del eclipse de este 8 de abril.
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Iba de vacaciones con sus abuelitos
“Apreciar un eclipse solar es una cosa maravillosa y por supuesto que no iba a dejar pasar esta oportunidad de vivirlo en La Laguna. El eclipse en barco fue una coincidencia porque yo iba de vacaciones con mis abuelos en Los Cabos, fuimos privilegiados en ser de los pocos en vivir un eclipse solar en medio del mar”, explicó.
Al presenciar ya su segundo eclipse, no dudó en auto considerarse ya toda una caza eclipses y entre risas comentó que espera llegar al próximo suceso de estos que pase por territorio mexicano o incluso fuera de él.
Aún recuerda que el barco era llamado El Catamarán, el cual arribó a La Paz y en el malecón donde se encontraba gran cantidad de gente que acababa de vivir el eclipse con los lentes que había en aquel entonces y algunos pocos con telescopio.
¿Qué le ha dejado el presenciar este tipo de fenómenos?
“Vivir estos momentos históricos llega a ser algo indescriptible, ahora se puede compartir gran cantidad de información de un eclipse de este tipo, también gracias a lo que ha aportado la ciencia y la tecnología, sobre todo la cultura que se crea, la gente ya está más interesada en estos fenómenos naturales y hay más conocimiento quitando todos los mitos a un lado”, agregó la visitante.
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aarp