Ante la pérdida de espacios para interactuar, socializar, platicar, jugar, expresar sus emociones y solucionar sus conflictos, la población infantil está en duelo y en riesgo de perder su inteligencia emocional, por lo que los padres deben buscar espacios para hablar con sus hijos para fomentar la construcción de su identidad y de percepción social, señaló la psicopedagoga, Isabel Zubiría Boyzo, quien impartió el taller infantil “Aprendiendo a Manejar el Enojo”, promovido por la Fundación Ana Karen Fregoso A.C.
“Se debe buscar espacio para hablar con los niños para contribuir a la construcción de su identidad, de percepción social, preguntarles cómo se sienten y aprovechar para decirles eso que sienten dónde lo sienten, cuándo lo sienten y ponerle nombre, es la base de la inteligencia emocional, que sepamos cómo se llama la emoción que sentimos, cuándo la sentimos, y cuál es el detonante para que eso suceda”.
Explicó que deben saber en qué parte de nuestro cuerpo sentimos la emoción, para poder reconocerla y regularla y usarla a nuestro favor, y no tener estallidos emocionales, y no llegar a ataques de ansiedad y de pánico por no haber sabido reconocer a tiempo, para no confundirlo. Además de que es excelente hasta para los adultos.
Las últimas teorías del aprendizaje, señaló, dicen que es a través de las palabras, dándoles un significado y vinculándolas a una imagen como se crea el lenguaje, con éste el pensamiento y con ambos la percepción de nuestra realidad y nuestra construcción del marco de referencia, incluso de nuestra propia identidad.
Por esto, subrayó, los niños perdieron esta parte de poder compartir el lenguaje, el pensamiento y su imagen de la realidad con los demás y de irse construyendo socialmente y reconstruyendo, en la plena edad en la que estás sentando las bases para esto.
“Se perdió la parte de trabajo en equipo, de platicar con mis compañeros, de conocerlos, de jugar, de pelearme, de arreglar el conflicto”.
En ese sentido, destacó que el taller está diseñado con herramientas de inteligencia emocional, de regulación de emociones, “donde lo que se busca es que los niños aprendan primero a reconocer qué es el enojo, donde lo sienten en su cuerpo, porque algunos lo sentimos en la cabeza, otros en el estómago, otros en la espalda; que aprendan a percibir que esto que están sintiendo se llama enojo o no”.
Abundó: “cómo lo sienten, me arde la panza, siento caliente la carita, siento dura mi espalda, que aprendan dónde, cómo y cuándo lo sienten, que les enoja, y a partir de ahí enseñarles herramientas de regulación emocional”.
Isabel Zubiría indicó que aunque es bueno expresar una emoción se deben regular, es decir “no me daño a mí, no daño a nadie más y no daño ningún objeto, pero no me quedó sin expresar el enojo y de este modo lo puedo utilizar a mi favor”.
Mencionó que durante el taller que dura hora y media y que está dirigido a infantes de 5 a 12 años, se les enseñan de cuatro a cinco herramientas para reconocer su emoción, así como una técnica que es la parte práctica de la clase, sobre cómo calmarse, “cómo recobro el equilibrio y vuelvo a estar tranquilo y para esto vamos a crear un frasco de la calma y contar una historia de un niño que cuando se enoja su frasco está agitado y se calma cuando no está en movimiento”.
Y el segundo objetivo es brindarles a los pequeños la oportunidad de volver a estar en un grupo presencial y en contacto con otros niños, cuidando todas las medidas de sana distancia y de protección para que vuelvan a vivir esta experiencia que tanta falta hace, la interacción social que se ha perdido y sobre todo para ellos que lo perdieron todo, porque sus espacios de interacción eran las escuelas.
MMCF