Niños pepenadores: La infancia en los tiraderos a cielo abierto, donde llegan desechos biológico-infecciosos, restos orgánicos y materia contaminante o transmisora de enfermedades. Es una de las actividades informales peor pagadas.
Niños que son los explotados de otros explotados, pues si bien se incorporan al trabajo de la familia al separar desechos, encima de ellos existen pepenadores que trabajan para otros que acaparan las ganancias y pagan salarios de miseria, entre 80 pesos y hasta 200 diarios por jornada diaria, dependiendo del valor de los materiales que recolectan.
Muchos son migrantes rurales de otros estados que viven en casas en las cercanías de los tiraderos a cielo abierto.
No van a la escuela, no hay mundo más allá de los cerros de basura para las familias dedicadas a la pepena, dice Carlos Del Llano Murillo, director general de la Fundación para la Asistencia Educativa I.A.P. (FAE).
Y agrega: “No hay un censo precisó sobre el número de personas que vive y trabaja en los tiraderos a cielo abierto, pero en el de Escalerillas -ubicado en los límites de Los Reyes La Paz e Ixtapaluca- calculamos un promedio de 300 niños y niñas menores de seis años que viven su infancia en la basura, sin ninguna oportunidad para acceder a los servicios educativos por falta de conocimiento o interés de los padres de familia.
Pero la principal causa es la falta de recursos económicos lo que ocasiona que los niños y niñas no asistan a la escuela y transiten diariamente por el tiradero acompañando a sus padres, volviéndose su modo de vida diaria y esto se refleja en la determinación de Amelia, una joven de 15 años que dice resuelta: “Aquí nací y aquí voy a morir”. Son los niños incorporados a la cadena de recolección.
Los niños encadenados
Carlos Del Llano Murillo insiste: calculamos que hay unos mil niños en los basureros del Estado de México y nuestro objetivo inmediato es integrar a los 300 niñas y niños menores de seis años de edad que se encuentran en el tiradero de Escalerillas.
Ya integramos a 252 menores a dos centros escolares de la fundación de los basureros ubicados en Chimalhuacán, Bordo Poniente y algunos de Escalerillas.
Su integración es complicada porque las familias se resisten a cambiar su modo de vida. Pero tenemos casos de éxito, alega.
El anterior 21 de agosto arrancó el programa de Integración Infantil para niñas y niños que viven en las inmediaciones del tiradero de Escalerillas.
Pobreza extrema
“Pero nuestra meta es potencializar las capacidades de mil 500 niños menores de 6 años de edad que se encuentran en condición de pobreza y pobreza extrema en las zonas de Netzahualcóyotl y Chimalhuacán, proporcionándoles educación básica, alimentación y servicios de salud, bases fundamentales como factor de cambio de su vida”, refiere.
Del Llano Murillo señala que los gastos de pasaje es una carga pesada para las familias, por eso con dos camionetas donadas se trasladan a los niños del tiradero de basura al plantel de FAE y de regreso al tiradero, lo que garantiza la asistencia de los niños y su no deserción. Diariamente la fundación invierte 700 pesos al mes.
En los tiraderos los ingresos que obtienen los pepenadores son menores a los mínimos legales, por lo que apenas garantizan la satisfacción de sus necesidades básicas, para obtener mayores ingresos en los tiraderos se organizan alrededor de las familias nucleares, describe.
Desde los cinco años de edad
Los niños de alrededor de cinco años son incorporados a la cadena de recolección, quienes en la mayoría de los casos trabajan en la clasificación de los desechos reciclables que son entregadas a personas que no participan en la pepena y entregan a las empresas que compran el material.
Habitan cuartos construidas en los tiraderos edificadas con materiales poco durables como plástico, cartón y madera, expuestos a las inclemencias. Siempre buscan un lugar en las inmediaciones de los grandes basureros a cielo abierto.
La exposición a diferentes tipos de desechos, desde sólidos hasta altamente peligrosos, provoca la proliferación de enfermedades entre los trabajadores, las cuales se relacionan directamente con diversos tipos de cánceres, advierte el experto ambiental, Ramón Ojeda Mestre.
Futuro incierto
La Secretaría de Medio Ambiente del Estado de México alertó que solo un 60 por ciento del total basura doméstica que se produce en el estado se confina de manera adecuada y un 40 por ciento es arrojada a tiraderos a cielo abierto y consecuentemente se duplicó la apertura de basureros al aire libre en el estado, pues hasta septiembre del 2017 se tenía un censo de 32 sitio y a la fecha se detectaron 64 basureros a cielo abierto.
Algunos ocupan barrancas y predios baldíos, lo cual representan focos de infección y arrastre de desechos en temporada de lluvias.
Cifras oficiales de la dependencia indican que, en los rellenos sanitarios, basureros a cielo abierto controlados y no contralados, trabajan 497 colectores de desechos para reciclar, pero reconoce que no existe un censo oficial sobre el número de personas dedicadas a esta actividad.
Aunque esta cifra es tan sólo el pico de iceberg, porque nadie sabe a ciencia cierta, cuántos menores viven en condiciones de pobreza y enfrentan un futuro incierto, sin posibilidades de brincar la línea de bienestar.
LC