Aunque se tiene un avance significativo aún existen dudas por parte de los matrimonios o personas solteras sobre en qué consiste un proceso de adopción, reconoció Brenda Judith Sauceda Villeda, coordinadora de adopciones de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Sistema DIF de Nuevo León. Y es que de acuerdo con Sauceda Villeda, la principal complicación de este proceso está ligada a la edad que las familias desean tenga la niña o niño a adoptar.
“En cuanto a la complicación, más bien es en cuanto a que exista un match, una congruencia a los perfiles, en cuanto a los matrimonios que a veces están un tanto limitados a qué niños son los que desean.
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“La gran mayoría de las familias desea una niña o niño de cero a un año, y nos deja un tanto sin oportunidad a los niños que son mayores de esa edad, más que nada es ahí esa limitante, limitante que la propia familia pone”, destacó.
Por parte de la institución, aseguró, están apostando al 100 por ciento a que los niños institucionalizados puedan tener esa oportunidad de que se les garantice el derecho a vivir en familia.
Existen además, dijo, instituciones que están autorizadas por el DIF Nuevo León para realizar procedimientos de adopción, entre ellos, Casa Cuna Conchita, Casa Paterna la Gran Familia, y Vida y Familia Monterrey, AC.
Tanto esas instituciones como el propio Sistema, precisó, deben cumplir con ciertos requisitos que la ley marca para que el personal pueda realizar evaluaciones psicológicas y sociales con relación a los procedimientos de adopción; todos los trámites deben de pasar por la autorización de la citada Procuraduría.
“Creo que todavía falta un poquito más de difusión en cuanto a la información, en cuanto a lo que consiste el proceso de adopción, creo que todavía existen algunas dudas al respecto.
“Nosotros hemos venido realizando cursos de inducción a matrimonios, personas solteras y en concubinato con efecto de darles la mayor claridad posible de la información”, agregó.
En general, indicó, son cerca de 300 niños los que viven en DIF Capullos, de los cuales menos de 20 están susceptibles a adopción y son de los mal llamados “difícil de colocación”.
“En estos siete meses llevamos 22 apadrinamientos, y sí, en años anteriores era mucho menos la cantidad”, remató.
Con relación al proceso, detalló, el primer paso por parte de la familia es acercarse al curso de inducción, donde quedan establecidos todos los alcances que puede llegar a tener una adopción, tanto sociales, psicológicos, legales y en el desarrollo de la familia.
“De ahí una tercera parte de los que asisten son los que continúan, a veces se tiene una noción muy romántica de la adopción”, reconoció.
Para los que siguen con la intención de adoptar sigue una entrevista individual con una psicóloga o psicólogo, y tras ello el llenado de una solicitud de adopción.
Al momento de llenarla se empieza a pedir los documentos más relevantes como el acta de nacimiento, comprobantes de domicilio, de ingresos y las cartas de recomendación.
Luego se pasa a las evaluaciones y las pruebas, que incluye una visita domiciliaria, y cuando el departamento de trabajo social y psicología determinan que son idóneas estas personas para adoptar, se emite un certificado de idoneidad, y pasan a un registro de personas idóneas, lo que se llamaba lista de espera para adoptar a un menor.
“Ya estando en este registro, es que entonces ya son personas que podemos considerar para efecto de una asignación de una niña, niño o adolescente”, reveló.
Posterior a ello, y velando por el interés superior de las personas menores de edad, se elige a la familia más idónea, tras analizar los perfiles y llevar a cabo una votación por parte del Comité Interno de Adopciones.
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