La carpa donde se realizaron cientos de funciones con payasos, malabaristas, contorsionistas y acróbatas se convirtió en una cocina donde a diario los integrantes del Circo Montana preparan alimentos que más tarde venden en las colonias de Ixtapaluca para sustentarse. Desde hace más de tres meses y medio la pandemia los obligó a cerrar las puertas de su negocio.
Josué García Medina es el administrador de este lugar, recordó que a mediados de febrero llegaron en sus casas rodantes hasta las canchas, ubicadas a un costado del parque “La Tortuga”, en la colonia Izcalli. “Dimos unas funciones y el circo tenía éxito, pero pasó lo de la pandemia y ni modo tuvimos que cerrar porque no podíamos arriesgarnos a una multa o peor aún a ser los culpables de un contagio múltiple dentro de las instalaciones”.
El primer mes y medio de confinamiento los integrantes del circo permanecieron reguardados en sus casas rodantes, pero con más de cinco niños y al menos 25 adultos el dinero comenzó a escasear, vendieron uno de los cuatro vehículos que tenían para perifonear en las colonias anunciando el show e invirtieron en un nuevo negocio: “Te llevamos el circo a casa”.
Por las mañanas comienzan a picar la fruta, preparan bolsas con dulces, palomitas, manzanas con chamoy y diversas botanas. “Necesitamos que ayuden a las personas como nosotros para que no muera la gente de hambre, porque realmente esa es una realidad... todos tenemos que buscar el pan de cada día, vamos hasta las puertas de las casas a entregar los paquetes y que nadie se arriesgue”, dijeron.
La crisis cotidiana
La pandemia por covid-19 no ha sido lo único que han tenido que enfrentar los artistas circenses pues también estuvo la influenza, los huracanes y terremotos, entre otros imprevistos.
“Hemos sufrido varias cosas, una vez nos tocó estar en Quintana Roo y pasó un huracán y todo se complicó, tuvimos que parar el circo aunque no tanto tiempo; igual lo de la influenza cuando paramos actividades durante 20 días y pensamos que esto era igual, sin embargo, ha sido un asunto demasiado extenso y hemos aprendido a hacer las cosas cada día mejor para que la gente siga creyendo en el circo”, coincidieron.
Aseguran que el ser gente de trabajo les ha permitido lograr nuevas opciones para mejorar su proyecto y adaptarse a las circunstancias, donde el propósito es que su esfuerzo los lleve a seguir siendo uno de los atractivos favoritos de las familias.
Así como ellos cientos de cirqueros quedaron varados en algún punto del país, ya que como todas las ocasiones únicamente llegaron a instalarse para brindar lo que saber hacer, alegría para niños y adultos.
KVS