En Ciudad de México, miles de negocios están con las cortinas abajo por la emergencia sanitaria provocada por el covid-19 y cada día que pasa representa millones de pesos en pérdidas para este sector.
Son 419 mil establecimientos —según datos del gobierno capitalino—, la mayoría pequeños comercios que buscan la forma de costear gastos, pagar sueldos y no quebrar en el intento.
Cada quien ha encontrado diversas medidas para paliar la crisis. La Fonda Siete, al sur de la ciudad, optó por repartir a domicilio desde antes del anuncio de que ya no podría atender dentro del local; sin embargo, cerrará durante dos semanas, porque hacer las entregas también es un riesgo para sus trabajadores.
Emotion Bikes, una boutique para ciclistas, enfrenta una doble crisis: desde diciembre inició la remodelación de la plaza comercial donde está su local y las ventas se desplomaron, a eso se le suma la emergencia sanitaria que los obligó a cerrar.
“Hace cuatro meses empezaron a remodelar la plaza; nosotros ofrecemos entrenamientos y vendemos productos para ciclistas, y las obras hicieron que bajara mucho la afluencia.
“La remodelación hacía que la gente no nos viera, que pareciera un lugar que ya no tenía servicio y pues eso nos hizo sufrir desde diciembre; tomamos medidas para ir sobreviviendo, pero con la emergencia del covid-19 ya está en riesgo el negocio”, relató Miguel Alarcón días antes de que el gobierno de la ciudad ordenara el cierre de los comercios no esenciales.
No obstante, los sueldos se siguen cubriendo gracias a los socios de las bicis, pues se las pueden llevar a casa y continuar con su entrenamiento intramuros.
Además, apostaron por la venta en línea de bandas para mantener fijas las bicicletas y ayudar a que el ejercicio se haga sin salir de casa; esa medida les ha dado un respiro financiero.
En tanto, Xóchitl Ramírez, dueña de la Fonda Siete, un local de comida corrida en el que la mayoría de los clientes son trabajadores de oficinas de la zona o pensionados que viven en la colonia, reconoció lo duro de la situación.
“Han bajado las ventas, pero no nos hemos quedado en ceros; lo único que sí, el dueño del local dijo que nos va a apoyar, no ha dicho cómo, pero nos va a ayudar. No sabía si cobrando menos renta o dando más tiempo para pagar, pero saber que tenemos apoyo ya es algo; lo que sí ya se pagó a fuerza fue la luz, el agua y lo de Hacienda, porque Hacienda no perdonó el pago mensual de nada”.
Xóchitl y Rosa saben que entregar comida a domicilio mantiene a flote su negocio, pero las pone en riesgo frente a clientes que en su mayoría son de la tercera de edad; por ello, desde el viernes cerraron durante dos semanas, las que estiman serán críticas.
Aunque el gobierno capitalino anunció la entrega de 800 millones de pesos en créditos de 10 mil para los pequeños negocios, los comerciantes no consideran por ahora esa opción.