A lo largo de un periodo de 16 años, de 2005 a 2021, en Puebla se tienen registradas 204 denuncias realizadas por víctimas de trata de personas, de las cuales, 64 por ciento son mujeres; sin embargo, la realidad del problema es mayor.
Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la Universidad Iberoamericana Puebla, resaltó que, a pesar de que, a nivel internacional, se considera a Tenancigo, Tlaxcala como la capital de la trata de personas, en la zona metropolitana de Puebla se presenta el problema que, en la mayoría de los casos, se traduce en abusos sexuales.
“De todas las víctimas registradas e identificadas aquí en Puebla, 64.2 por ciento son mujeres y, por tanto, estaríamos, también, hablando de una modalidad que sucede con más frecuencia, que es la explotación sexual. En México, los estados que concentran la mayor cantidad de víctimas son el Estado de México, Nuevo León, Ciudad de México, Baja California y en quinto lugar está el estado de Puebla”, apuntó.
De manera oficial, del total de los casos registrados por las autoridades en la entidad, 47 por ciento corresponden a víctimas del año 2015; sin embargo, las denuncias continuaron en los siguientes años.
“En Puebla ha existido desde bastantes años y de ahí, la importancia de visibilizarlo. Por ejemplo, en el periodo del 1 de enero de 2005 al mes de abril de 2021, la Fiscalía General del Estado identificó 204 víctimas del delito; 47 por ciento corresponden a víctimas registradas, únicamente en el año 2015”, explicó.
A pesar de que la mayoría de los casos de trata de personas estuvieron relacionados con fines de explotación sexual, la problemática, de alarmante recurrencia en Puebla, ha sido poco explorada por las autoridades tanto en sanción como en prevención, añadió la investigadora.
La trata de personas es una grave violación a los derechos humanos que tiene dimensiones diversas y es complicado identificar sus formas, pero está presente como un delito trasnacional que se relaciona con una macrocriminalidad.
“Se van configurando diferentes formas de criminalidad, pero, a la vez, el Estado es omiso antes las redes de la trata de personas. Existe un Estado proxeneta en donde algunos funcionarios o funcionarias forman parte de estas redes y al impunidad que se da a este delito es muy importante”, apuntó.
La trata de personas es el tercer negocio ilegal más lucrativo en el mundo. En el año 2019, la Comisión Nacional de derechos Humanos (CNDH) documentó cinco mil 245 víctimas de este delito, de las cuales el 85 por ciento son mujeres y niñas; tres de cada cuatro casos tuvieron fines de explotación sexual.
“Hay diferentes condicionantes sociales que se presentan en la trata de personas como la clase social, la violencia estructural, la falta de empleo y diferentes elementos culturales y roles sociales como lo que significa ser hombre o ser mujer. A la par, grupos criminales han utilizado diferentes estrategias”, explicó.
En su momento, Rosario Arrambide González, investigadora de la Ibero Puebla, lamentó que el cuerpo de las mujeres siga siendo “un campo de batalla con fines de comercialización”.
Por su parte, Martha Torres, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana, explicó que, normalmente se aborda la trata de personas como una forma moderna de esclavitud y se trata de una práctica histórica de dominación de los cuerpos femeninos.
A mediados del siglo XIX se consolidó el concepto de “trata de blancas” debido a los movimientos de mujeres que buscaban frenar la explotación de sus pares exclusivamente europeas. Fue hasta el año 2000 que la Organización de Naciones Unidas (ONU) emitió el Protocolo de Palermo, donde se entiende la trata como una secuencia de delitos interdependientes: la captación de las víctimas; el traslado o aislamiento del entorno inmediato, y la explotación.
En el caso de la explotación, se puede expresar como prostitución, alquiler de cuerpos y producción de pornografía, entre otras modalidades de carácter sexual, añadió la investigadora.
AAC