El estiaje en la presa Villa Victoria, en el Estado de México, no sólo repercute en la reducción del suministro de agua que se envía al Valle de México a través del Sistema Cutzamala, sino que además afecta a la población que depende del embalse para sobrevivir, como los pescadores que esta temporada no encontraron algunas especies de la temporada, ejemplo de ello son los charales.
“Cuando la presa está arriba, el agua, hay más producto de pescado y la verdad que ahorita que está hasta abajo, no hay muchos peces, ya tenemos como cinco meses así. Todos los pescadores estamos batallando ahorita por la sequía se encontraba más regular el charal en estas temporadas, pero ya hace cuatro meses que no estamos pescando charal, no sacamos nada, lo que estamos pescando un poco es carpa, lo único”, dijo Sergio Peña Suárez, pescador de la localidad El Jacal.
Durante los primeros cinco meses del año la presa se mantuvo en alrededor de 25 por ciento de su capacidad de almacenamiento, mientras que las lluvias de los últimos meses han logrado recuperar los niveles por lo que ya se mantiene a 37.1 por ciento, aunque sigue siendo bajo comparado con nivel histórico de 63.1 por ciento según cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
De acuerdo con el Monitor de Sequía de la Conagua, al 31 de julio la sequía de moderada a extrema se observó en 52 por ciento de la superficie de la cuenca, lo que fue 14.7 por ciento menor que lo registrado quince días antes.
El reporte indica que gracias a la persistencia de las lluvias continuó la disminución de áreas con sequía extrema, por lo que este nivel ya desapareció casi en su totalidad de la cuenca, pero para los habitantes todavía no hay mejora.
“El otro año también no llovió mucho por eso también fue que la laguna está hasta abajo y apenas empieza a subir un poco”, añadió el pescador.
El estiaje más crítico
Por su parte, Francisco Mondragón, habitante de la localidad San Diego del Cerrito, consideró que el estiaje es el más crítico que ha vivido, lo que también afecta a los pequeños agricultores de la zona que requieren de estas aguas.
“A nosotros nos perjudica a veces ya no tenemos más agua y aquí este nivel de agua no debe de bajar mucho, a ras de la laguna siembra uno la avena, el maíz y no queremos que baje porque nos hace falta el agua”, expresó mientras esperaba a Sergio, el pescador.
Quien también se mantenía a la espera y ansioso era el perro del pescador, quien esta ocasión no pudo acompañarlo en la embarcación por dificultades de salud.
Greenpeace interviene
Por su parte Greenpeace, a través del colectivo Agua Clima, denunció que importar el agua de otras regiones al Valle de México no es una opción sostenible, pues el traslado a la ciudad implica un alto consumo de energía.
“Es una solución que en este momento se ha hecho necesaria principalmente porque hemos agotado nuestras fuentes internas porque no tenemos alternativas, es una consecuencia que va acompañada de una mala gestión ambiental que se ha hecho en las tres entidades que abarcan la cuenca”, dijo Carlos Samayoa, coordinador de la campaña Ciudades Sustentables de Greenpeace México.
Añadió que el Sistema Cutzamala depende de una planta inmensa de bombeo y una infraestructura compleja “que es necesaria para trasladar el agua hasta la cuenca del Valle de México y que esto implica un alto consumo energético, nos implica usar la misma cantidad de energía que usa toda la ciudad de Puebla para poder acceder al agua”.
Por ello ante las implicaciones de importar el líquido el colectivo exige a los gobiernos involucrados el rescate socioambiental de la cuenca del Valle de México, a fin de garantizar el derecho humano al agua, frente a la emergencia climática.
“Es un llamado a cuidar los ecosistemas, a rescatar los ecosistemas y zonas de alto valor ambiental que son fundamentales para abastecernos de agua potable para recargar los acuíferos en el subsuelo, que son también de los que en gran medida depende el abasto de la propia Ciudad de México”, apuntó.
KVS