Aunque el área de la presa Rompepicos se encuentra seca, vacía, y sin gota de agua a la vista, el lugar sí está lleno pero de grafitis y peligros. Tras un recorrido por la zona, MILENIO Monterrey observó que, según la fecha que ponen los grafiteros en sus pintas, las autoridades tienen años sin atender este problema.
Debido a ese desinterés por parte de los responsables de dar mantenimiento a la presa Rompepicos, la belleza única del paraje se pierde ante las frases de amor, los recuerdos, y los insultos pintados sobre las paredes, el túnel, las faldas de la presa, las escaleras y el mirador.
Sin embargo, es gracias a una pinta de este tipo que uno se puede evitar un susto o una caída mortal, ya que tras leer “peligro, muro suelto”, se toman las precauciones necesarias para evitar algún accidente.
Mismo que se puede presentar en cualquier momento, dado que el citado muro de contención, de unos diez metros de largo y uno de alto, está roto en varias de sus partes, tanto en su parte baja o de soporte como en la lateral que lo une a la otra parte del concreto, por lo que el peligro es inminente en caso de que varias personas se recarguen sobre él, y termine la estructura cediendo por el peso, lo cual dejaría un resultado fatídico por la caída al precipicio que esto significa.
Además, por si ese riesgo fuera poco, unos metros más adelante, el tubo de protección que se encuentra sobre los soportes de cemento “desaparece” por espacio de 8 a 10 metros, dejando el paso libre a una caída mortal.
Cabe recordar que precisamente hace un año, el 6 de septiembre del 2017, Rafael López Contreras decidió visitar, junto con su pareja, este paseo natural y de creación humana, pero al no medir los riesgos que la zona presenta, a sus 29 años perdió la vida ante la mirada de su novia, misma que no pudo hacer nada para salvarlo.
Por otra parte, a simple vista no se aprecian en la estructura de la presa Rompepicos falta de recubrimientos o de piezas con corrosión o en mal estado.