Con procesos de producción agrícola Dulce Karina Vázquez Millán y Andrés Ávila Guadarrama, ingenieros en energía, transformaron basura orgánica en mil 800 toneladas de abono para ser aprovechado en cultivos de alimentos sin intervención de químicos.
Desde hace 4 años iniciaron con el proyecto México Enérgico con el cual recolectan desperdicios de particulares y mercados para darles el tratamiento adecuado, a la iniciativa se han sumado más de 50 familias y comerciantes que visitan dos veces por semana al recorrer una ruta que pasa por Toluca, Zinacantepec, San Mateo Atenco y Metepec.
“En el mercado vimos que se desperdicia mucha flora, varita, nardos, comida también, los recolectores de basura nos dicen que es lo que más les genera problema porque se empieza a descomponer, atraer moscas y ratas, así que decidimos hacer algo al respecto”.
Después de la recolección llevan el material a un terreno para tratarlo por 4 meses, tiempo en que se descomponen los materiales vegetales como cáscaras de huevo, fruta, verdura y plantas.
Cada 15 días se revuelve y rota para que se degrade y crezcan hongos hasta que queden solo los minerales que harán a la tierra mucho más productiva, lo que aprovechan las plantas.
“El resultado contiene nitrógeno que ayuda al color verde, fósforo para la resistencia y altura del tallo, así como potasio que fortalece la floración, hay quienes se quejan que el árbol dio mucha flor pero vino un aire y se cayó por eso debe tener todos los nutrientes”.
El impacto, dijeron, va más allá del control de malos olores y plagas, ya que de hacerse a gran escala disminuiría el número de rellenos sanitarios en una de las entidades que más tiene en todo el país, de acuerdo a la Semarnat.
“Del total de los alimentos que se generan mundialmente se desperdician cerca del 70 por ciento porque se desconoce qué hacer y cómo afecta al medio ambiente, se podrían evitar los vertederos clandestino que contaminan los acuíferos y disminuir la generación de gases de efecto invernadero”.
Además se regresa a la tierra erosionada nutrientes y promueve una conciencia ambiental sobre el antes, durante y después de la producción de alimento.
“Ya no sabemos qué le echan a la comida, dónde terminan los residuos, cómo se producen los alimentos ni de donde viene, hay poco interés porque no hay una estructura gubernamental ni privada que permita abastecer y dar servicio a toda la comunidad, esta propuesta es para acercarla a la gente”.
Dada la importancia de la labor también dan capacitación y talleres sobre creación de composta, para contactarlos se pueden consultar sus redes sociales como México Enérgico.