La arquidiócesis de Puebla expresó que respeta la decisión de una pareja que contrajo nupcias como integrantes de la iglesia maradoniana; sin embargo, la acción no puede ser reconocida porque carece de los elementos para ser catalogado como sacramento.
Francisco Javier Martínez Castillo, vocero de la arquidiócesis de Puebla, destacó que un matrimonio no solo requiere de la disposición de un hombre y una mujer para unirse y formar una familia, sino de una serie de requisitos para alcanzar el nivel de sacramento.
“No alcanza la sola disposición para determinar unir mi vida o unir la vida de una persona con otra. A eso le llamamos gracia y ¿eso qué cosa es? La presencia misma de Dios, la vida de Dios que me capacita y lo que yo estoy dispuesto a hacer, se convierta en una realidad, no solamente por un tiempo, no solamente mientras las cosas vayan bien o no solamente tengamos un consenso. La gracia de Dios es la que hace capaz a la persona de poder solucionar las cosas y encontrar siempre caminos. Esto solo se puede dar en una celebración sacramental”, destacó.
El pasado fin de semana, la Iglesia Maradoniana de México, dedicada al futbolista argentino Diego Armando Maradona, realizó su primera boda religiosa en el municipio de San Andrés Cholula, Puebla. Héctor García y Jaziel Torres se profesaron amor eterno dentro de esta religión; sin embargo, para la religión católica, la unión no puede ser reconocida.
“Una celebración no sacramental, una celebración realizada en cualquier otro rito, en cualquier otra experiencia, en cualquier denominación religiosa que no cumpla con esto, no es reconocido como auténtico matrimonio y sin detrimento del matrimonio civil”, expresó.
Para la arquidiócesis de Puebla, la acción de unir la vida de dos personas en razón del amor que se tienen es un sacramento que requiere ciertos lineamientos y requisitos, añadió Martínez Castillo.
“Se respeta la decisión de cada persona, tenemos esa garantía que nuestra Constitución y que nuestro estilo de vida nos favorece, pero no podemos llamar matrimonio a algo que desde su origen no está encaminado a tal función”, expresó.
El Código de Derecho Canónigo, en el canon 1055, explica que la alianza matrimonial por la que un varón y una mujer constituyen un consorcio por toda la vida fue elevada a la calidad de sacramento entre bautizados.
“La iglesia católica siempre es muy respetuosa de las decisiones de las personas en lo que respecta a la profesión de fe que ellos eligen vivir, pero creo que es muy importante también, que las cosas queden muy claras respecto a lo que la iglesia católica vive como experiencia como matrimonio”, destacó el religioso.
En entrevista para MILENIO Puebla, el portavoz de la diócesis poblana explicó que, en la iglesia católica, el sacramento de matrimonio está más allá de una decisión humana, la cual, es necesaria; sin embargo, se requiere de la “gracia de Dios” que la da el sacramento.
“No solamente basta esa disposición humana, sino que se requiere de la gracia de Dios. Esa gracia la da el sacramento, es decir, más allá de mis posibilidades, de mis disposiciones, de mi anhelo, por muy noble, transparente y sincero que sea, me capacita, me fortalece, me sostiene para que yo pueda hacer de mi donación y de la aceptación de la persona con quien me estoy casando, donación y aceptación. No solamente un proyecto humano”, explicó.
CHM