“Cada año, en el Miércoles Santo ya está el movimiento fuerte, se ven los camiones acarreando la utilería y los foros, a los actores arreglando sus trajes, las autoridades reparten los puestos para el comercio y el gobierno manda sanitarios públicos, pero hoy no hay nada, todo está quietecito”, señala el doctor Jorge Morales Flores, escritor, director y actor de la obra de teatro Eterno Redentor, sobre la vida de Cristo.
Jorge Morales dio vida al personaje de Jesús de Nazaret y puso en escena por 50 años ininterrumpidos su obra que cuenta la Pasión de Cristo, lo que le hizo ganar un récord Guinness, además de un reconocimiento como “Peregrino de Jerusalén” y una preciada distinción del Papa Juan Pablo II.
Este 2021 es el segundo año que se pospone la celebración de Semana Santa en la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, lo que originó nostalgia a don Jorge, director general, así como los subdirectores de la obra y más de 900 actores, quienes tenían la esperanza de llevar a cabo la representación este año, pues llevan meses de preparación de vestuarios para la escenificación que atrae a locales y turistas.
“Hay una gran tristeza, pero tenemos que acatarnos a la disposición de la autoridad religiosa de nuestro arzobispo, así como la autoridad estatal y municipal. No podemos saltarnos las trancas, porque me proponían que se hiciera como en Iztapalapa, pero los actores no quisieron, son 900 y están acostumbrados a dar un mensaje público”, comenta.
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El origen
Esta tradición inició cuando Jorge Morales tenía 17 años y tuvo siete sueños donde se le reveló Jesucristo:
“Yo trabajaba en la fábrica Patriotismo de día y estudiaba la secundaria de noche. Como éramos 18 hermanos, dormíamos en una sala grande y un día de tantos comencé a soñar. La primera vez soñé que venía caminando de la calle Hombres Ilustres para entrar a mi casa, que no tenía zaguán, era todo de adobe, cuando vi que había mucha gente con palos y piedras, intenté entrar a mi casa y me tupieron a pedradas y a palos. Tenía 17 años y corrí, me escapé y llegué a una calle allí que se llama De Faroles, para cruzar un puente y llegar a la Libertad y la gente me seguía. Allí estaba un templo franciscano, estaba abierto y me meto, me fui hasta al altar mayor, allí estaba Jesús pero no era imagen, era el vivo y le digo: ‘Señor defiéndeme, me quieren matar esas gentes y ningún daño les he hecho’, y clarito me dice: ‘Regresa con ellos, debes enseñar cómo morí’. Dos veces me dijo: ‘Regresa con ellos, debes enseñar cómo morí’.
Ese fue el primer sueño que tuvo Jorge, pero luego le vinieron seis más y hasta una señal:
“Un día pasaba la procesión (de Semana Santa) con las imágenes. Salíamos todos los hermanos a barrer la calle, regar flores y esperábamos el paso del señor Jesús. De pronto busco a mi hermano que me estaba ayudando a mi carrera, lo veo allá abajo y le dijo: ‘Oye Fide ¿por qué lloras’, y me dice: ‘Porque siento tristeza de pensar como murió Jesús’. Le consuelo y le digo que vamos a desayunar. En la mesa de pronto se me ilumina la mente y dije: ‘Ya sé cómo voy a enseñar, voy a escribir un libro y voy a formar un grupo de actores y a presentar la vida y Pasión de Cristo en vivo’”. Con plumilla y manguillo Jorge Morales escribió e ilustró una obra de teatro, la cual fue avalada por el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz: “Yo dibujé todo, un año para dibujar y escribir este libro, le puse mucho amor, hasta el tipo de letra dice El Eterno Redentor”.
De forma posterior, el libro fue mandado a Ciudad de México para registrar los derechos de autor. Actualmente, don Jorge mantiene una copia en su consultorio, la cual muestra a quien le pregunta sobre el origen de la obra, e incluso afirma que Jesucristo le mostró la ruta que hoy lleva el Viacrucis, mismo que tiene dibujado y narrado en su libro de pasta roja.
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Obra ovacionada
La primera vez que se presentó la obra en 1960, Jorge recuerda que sus hermanos y vecinos le apoyaron; eran menos de 70 actores y el día del estreno fue un éxito en Pueblo Nuevo, por lo que llamó la atención de Cuautlancingo, San Pablo, San Felipe y Puebla capital.
En 1970 ganó popularidad y se sumaron a ella 200 actores, incluso don Jorge fue invitado en 1971 a mostrarla en el programa de Siempre en Domingo con Raúl Velasco.
Además, la población de Ignacio Romero Vargas hizo de esta obra una tradición cada Semana Santa, por ello es un orgullo participar en ella y acuden a verla miles de personas, incluso televisoras locales.
A decir de don Jorge, su obra tiene escenas que en Iztapalapa no hay, además de que el vestuario y utilería son especiales; por ello, fue invitado a filmar dos películas experimentales, donde participó el 95 por ciento de los actores de su cuadro.
Esperanza aún en pandemia
Don Jorge comenta que aunque cada año presentan diversas escenas como: La mujer adúltera, El bautizo de Jesús en el río, La entrada triunfal, La aprehensión de Jesús y su muerte, entre otras, en caso de controlarse la pandemia y permitirse reuniones masivas, se planea que en 2022 se integre la escena del Buen samaritano. Agregó que los actores con personajes de romanos entrenan en sus caballos y carros, pues su intención es mejorar escenas y la utilería.
Por último, don Jorge expresa que aunque los actores se preparan cada domingo, también les sugirió leer los libros: Contra toda esperanza y La virtud de saber esperar, y llamó a no perder la fe:
“Hay que cuidar la salud de los actores, del pueblo, de la gente, del director y saber esperar contra toda esperanza”, concluyó.
mpl