Jubilación, un proceso de duelo con impacto emocional y económico

EDICIÓN FIN DE SEMANA

Investigadores de la Universidad Iberoamericana Puebla coincidieron en que este proceso puede significar un cambio en las personas e impactar en su calidad de vida.

Jubilación | Agencia Enfoque
Verónica López
Puebla /

La jubilación es una etapa para la que no toda la población que concluye su vida laboral se encuentra preparada y en la que influyen diferentes factores como el emocional y el económico; además, apenas cinco por ciento de los adultos mayores acceden a una pensión y la mayoría tiene que seguir trabajando o buscar un segundo empleo para contar con recursos para sobrevivir.

Los investigadores de la Universidad Iberoamericana Puebla, Miguel Calderón Chelius, director del Observatorio de Salarios; y José Leopoldo Castro Fernández de Lara, coordinador de la Licenciatura en Psicología, en análisis realizados por separado, coincidieron en que este proceso puede significar un cambio en la vida de las personas e impactar en su calidad de vida.

“Menos del cinco por ciento de la población gana más de 25 mil pesos, entre 25 mil y 28 mil pesos mensuales, es decir, menos del cinco por ciento de la población económicamente activa, de los asalariados, ¿Qué quiere decir esto? Cuando llegas a los sesenta, ese ingreso tan raquítico que ya recibe esa parte de la población se reduce aún más. Si tienes suerte de conseguir trabajo, será por un ingreso menor. En estas condiciones es muy difícil poder hablar de dignidad, hablar de tener una vida solventada”, explicó Calderón Chelius.

En el estado de Puebla y, en general, en todo el país, se presenta un panorama complicado para las personas adultas mayores, ya que, en la actualidad, uno de cada tres habitantes de 65 y más años busca la manera de conseguir un ingreso.

“El problema de los adultos mayores es que cuando se llega a cierta edad, después de los 60 años, el ingreso tiende a bajar. Incluso, si consigues trabajo, vas a conseguirlo por un ingreso menor del que tenías antes, pero antes, tampoco los salarios eran suficientes”, añadió el investigador.
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A la par, entre la población que recibe pensión, el monto que se les entrega, tiende a reducirse bajo el esquema de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores). De manera adicional, la calidad de vida de la población empeora porque ahora, una persona de más de 65 años requiere de más de un trabajo para intentar alcanzar los ingresos que recibían en el pasado.

Los estados de Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Morelos, Yucatán, Puebla, Oaxaca, Colima, Tlaxcala y Ciudad de México, conforman las 10 entidades con más porcentaje de adultos mayores que trabajan. El territorio poblano ocupa el sexto lugar a nivel nacional, con 34 por ciento de la población mayor a los 65 años que trabaja.

“En Puebla, 34 por ciento de las personas adultas mayores trabajan, este es un porcentaje muy alto. Esto ubica a Puebla como la sexta entidad en el país donde más trabajo de adultos mayores se presenta. En términos de las pensiones, en el caso de Puebla, menos de cinco por ciento de los adultos mayores reciben una pensión contributiva, una pensión relacionada con su trabajo”, explicó Calderón Chelius.
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Mientras la población está envejeciendo en el estado de Puebla y en todo el país; el sistema de pensiones cambió y, cada vez, aumenta la cantidad de personas que se pensiona por la Afore, un esquema en el que los montos económicos se reducen conforme pasa el tiempo, añadió el investigador.

Empeora la situación para las mujeres


En general, las personas adultas mayores enfrentan complicaciones al momento de dejar su puesto trabajo por el concepto de jubilación y, en particular, son las mujeres quienes más dificultades atraviesan.

“En el caso de las mujeres, trabajan alrededor de 21 por ciento de las mujeres adultas mayores, en el caso de los hombres, esta cifra está por arriba del 50 por ciento. Básicamente, el 55 por ciento de los hombres adultos mayores siguen trabajando y esto demuestra el enorme nivel de desprotección que tienen los adultos mayores”, expresó el investigador de la Ibero Puebla, Miguel Calderón Chelius.
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La principal razón por la que las personas adultas mayores trabajan se relaciona con que necesitan el ingreso y una gran cantidad de habitantes de 65 y más años, pueden encontrar diferentes tipos de ocupaciones como una forma de darle sentido a su vida, pero en el caso del trabajo, fundamentalmente, es por la necesidad económica, lo cual, se presenta entre las mujeres, añadió.

Pensión y segundo trabajo


El académico consideró que los programas sociales como la pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, la cual, es otorgada por el gobierno federal, ha representado un apoyo económico para este sector de la población, aunque en algunos casos, las personas adultas buscan una segunda fuente de ingreso.

“Lo que ha venido a mitigar esta condición de pobreza, de la mayor parte de la población adulta mayor, ha sido la pensión de adultos mayores que el gobierno federal otorga a esta población a partir de los 65 años. Esto sí ha representado una mitigación de la pobreza y ha representado una mitigación de la enorme vulnerabilidad de esta población”, apuntó Calderón Chelius.
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Consideró que un segundo y hasta un tercer trabajo es parte de la dinámica que encuentran los adultos mayores para buscar más recursos.

“Si reciben pensión, normalmente, estas pensiones son bajas, entonces, se buscan una segunda fuente de ingresos si todavía están en condiciones. En algunos trabajos, con las mejores condiciones de retiro, cuando se pueden retirar, buscan una segunda fuente de ingresos porque todavía están en edad laboral para completar su ingreso y no solo tener la pensión, sino tener un ingreso más alto. En el empleo informal, la gente tiene que trabajar todo el tiempo que le sea posible porque no tiene forma de sustituir el ingreso”, agregó.

Jubilarse, un momento de crisis


José Leopoldo Castro Fernández de Lara, coordinador de la Licenciatura en Psicología de la Ibero Puebla, destacó que la jubilación es un proceso de crisis porque para una persona no es fácil dejar un trabajo; además, los recursos que se recibirán son menores.

“La jubilación es un momento de crisis, una crisis es que lo que funcionaba hasta entonces ya no puede seguir y no es que sea malo, es una invitación al cambio. El tema es que se necesita una preparación. La jubilación es un movimiento que invita a tener una vida distinta, pero requiere de una preparación, una disposición para algo nuevo. Cuesta mucho porque normalmente la jubilación se da después de muchos años de repetir lo mismo, una persona que lleva muchos años de su vida haciendo lo mismo y no está lista para hacer otra cosa por mucho”, expresó.

Para que una persona enfrente el proceso de jubilación, se requiere una preparación interna en la que se tome en cuenta el autoconocimiento y, al mismo tiempo, se trabaje en el diseño de la fase en la vida que se enfrentará.

“Ir diseñando qué es lo que quiero hacer con mi tiempo nuevamente. El tiempo antes se utilizaba para algo concreto, para un trabajo y, ahora mismo, se recupera de golpe y no se sabe qué hacer con eso, como muchos otros momentos, la clave está en el diseño de esa fase que viene”, finalizó el académico.

AAC

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