Durante la Guerra de Independencia de México (1810-1821) se utilizaron distintas estrategias y ataques para sorprender al rival y conquistar el territorio del enemigo, entre ellas, la construcción de trincheras en puntos estratégicos, que además de guarecer a las tropas les permitían visualizar el avance de sus oponentes.
Estos parapetos permitían que la conflagración se disputara en frentes estables, situados en territorios de ambos bandos. El objetivo era mantener el territorio bajo control para evitar que el enemigo pudiera conquistarlo. Los bandos en conflicto buscaron como puntos estratégicos para esta táctica de posiciones los puntos altos de los sitios bajo su resguardo.
Fue justamente por este último precepto que en el municipio de Piaxtla, el militar insurgente Vicente Guerrero construyó estas barricadas en el cerro de Altamira, también conocido como de los Tres Nombres, pues además se refieren a él como del Cristo Rey y/o de la Chinanteca. Esta colina tiene una altura sobre el nivel del mar de mil 312 metros y está situada al sur de la cabecera del municipio.
Bertoldo Hilario Vázquez Reyes, cronista de ese municipio enclavado en la Mixteca poblana, informó que se calcula que estas trincheras tienen una longitud de poco más de 100 metros.
“Esto era grande. Ahora las vemos destruidas y vemos un poco de piedra, pero todo lo que vemos allá donde ya hay árboles, todo eso era parte de las trincheras. Más o menos abarcaban unos 100 metros por unos 50, más o menos (de altura)”.
Remarcó que “este es un lugar histórico. Fue bautizado o nombrado como de Altamira por el general Vicente Guerrero. En esta área se vino a acuartelar o refugiar Vicente Guerrero después de que tuvo una batalla en Chiautla, Puebla”.
Apuntó que Guerrero sumó otras operaciones en Izúcar de Matamoros, “(así como) en un sitio cercano llamado Cañada de los Naranjos y una más que tuvo en el área que conforman Chinantla y Piaxtla, batalla que tardó cuatro días”.
Planteó que después de que la tropa del militar mexicano de origen indígena y afromexicano, que se desempeñó como presidente de México entre el 1 de abril de 1829 y el 17 de diciembre de 1829, “tenía alguna batalla inmediatamente se concentraban aquí”.
Expresó que esta decisión en gran parte se dio porque les permitía a los centinelas y vigías, “tener una mirada amplia para ver si venía alguno de los enemigos”. Dijo que en días despejados la vista desde ese punto es espectacular, ya que se puede apreciar el volcán Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, la Malinche e, incluso, el Citlaltépetl.
El historiador refirió que en Piaxtla a la zona que conforman este relieve de Puebla “se conoce como la Sierra Anudada, porque las montañas no tienen la misma orientación sino que algunas están hacia el norte o sur, otras atravesadas, inclinadas, o sea, no tienen una orientación como en otras cordilleras, porque la cordillera te marca y solo está orientada hacia un punto y estas no, están hacía otros puntos”.
Vázquez Reyes estimó que poco más de 500 hombres estuvieron bajo las órdenes del militar: “Obviamente hubo bajas y altas. Aquí hubo mucha gente que también se sumó. (Lamentablemente) No hay datos exactos de quiénes y cuáles piaxtecos se sumaron a la Guerra de Independencia, sobre todo con Vicente Guerrero, pero de que hubo personas que formaron parte pues sí”.
Por último, dio a conocer que en el sitio solo se encuentran “algunos vestigios de lo que fueron las trincheras que hizo el general Vicente Guerrero junto con sus tropas”, por lo que pidió que las autoridades del Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH) tomen cartas en el asunto para rescatar este lugar, “y (que) se convirtiera en un Museo de Sitio para que todos los paisanos que radican en los Estados Unidos o en el interior de la República, así como los visitantes pudieran conocer donde estuvo atrincherado el general Vicente Guerrero”.
AFM