Con la presencia del Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola, se llevó a cabo en las instalaciones de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), el Encuentro Continental Apostólico Urbano 2018, en el que integrantes de 17 países reflexionaron sobre el papel de la iglesia católica y la contribución que debe realizar en las grandes urbes del mundo.
Uno de los principales retos de la Iglesia, según lo señaló el Nuncio Apostólico, es lograr que las parroquias no se conviertan en oficinas, sino que los sacerdotes modifiquen su modelo de trabajo y empiecen a compartir el evangelio “caminando”, es decir que salgan a las calles, tal y como lo ha pedido ya el Papa Francisco.
Aunque destacó el trabajo de la Iglesia en las zonas rurales, señaló que la población urbana es un desafío, que, si bien supone un problema, a la vez representa una oportunidad que obliga al sacerdocio a dejar algunas costumbres ya obsoletas para nuestros tiempos, dadas las características de la sociedad actual.
Por otro lado, explicó que la Iglesia está dispuesta a colaborar con el próximo Gobierno Federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, al encontrar concordancia con sus planteamientos, pues en recientes días presentó ante la cúpula católica cuáles serán las prioridades de su administración, mismas que se encuentran enfocadas en el combate a la corrupción, a la desigualdad social y la violencia.
En este sentido, cabe destacar que la iglesia tiene participación en los foros de consulta para la construcción de la paz en México que se realiza por todo el territorio nacional a propuesta del equipo de transición del ‘gobierno lopezobradorista’, en los que algunos sacerdotes han aportado sugerencias y una visión del problema, desde la perspectiva de la comunidad católica.
Franco Coppola destacó también que tanto sacerdotes, gobierno, católicos y laicos, se deben involucrar y comprometerse socialmente para alcanzar los objetivos que como país se pretende lograr, pues gran contradicción en México es que “se trata de un país en donde el 80 por ciento y más de la población se definen católicos y es un país donde las llagas se llaman corrupción, impunidad, violencia y desigualdad social”.
GPE