En Puebla, más de 551 mil 900 poblanos, es decir, 8.6 por ciento de la población se encuentran en un alto riesgo ante los efectos del cambio climático que generan lluvias y granizadas en corto tiempo o intensas sequías, la pobreza extrema en la que se encuentran y los efectos económicos y del área de salud que genera la emergencia generada por el covid-19.
De acuerdo con el estudio “Riesgo y peligros regionales por fenómenos naturales y atrópicos” realizado por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), que se basa en información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el Consejo Nacional de Población (Conapo), el Atlas Nacional de Riesgo y los atlas estatales y municipales, el mayor grado de vulnerabilidad se observa en municipios de las regiones Sierra Norte, Nororiental y Tehuacán y Sierra Negra; así como la región Mixteca y Valle de Atlixco y Matamoros por impactos acumulativos.
De forma particular, los municipios más vulnerables al cambio climático en el estado de Puebla se ubican en las regiones de la Sierra Norte; Sierra nororiental y Tehuacán y Sierra Negra.
Dentro del índice de inundabilidad por lluvias, los municipios con mayores problemas son Huejotzingo, Izúcar de Matamoros, Tulcingo del Valle, Acatlán y en algunas demarcaciones de la región Tehuacán y la Sierra Negra.
A la par, en Puebla, 8.6 por ciento de la población es vulnerable ya que se encuentra en situación de extrema pobreza, lo cual, no solo genera impactos acumulativos negativos en el escenario social y económico sino también en el acceso a la salud, en la ubicación de viviendas en zonas vulnerables o de riesgo, en el impacto ambiental y en las limitaciones de insumos para enfrentar la pandemia.
De forma adicional, el coronavirus y los efectos económicos, combinado con las condiciones particulares históricas y los fenómenos naturales; y el mayor repunte de padecimiento atendidos por el sector salud en el estado de Puebla por neumonía y bronconeumonía, influenza e infecciones respiratorias, aumenta la vulnerabilidad de la población.
La combinación de los efectos negativos impactará en mayor medida entre la población que enfrenta carencias y rezago social, es decir, se acumulan riesgos y peligros por las condiciones territoriales en el que se puede ubicar una persona o una vivienda, lo que limita el orden urbano o rural.
“La extrema pobreza no solo genera impactos acumulativos negativos en el escenario social y económico sino también en el acceso a la salud, en la ubicación de viviendas en zonas vulnerables o de riesgo, en el impacto ambiental y en las limitaciones de insumos para enfrentar la pandemia”, destaca la investigación.
El Igavim destacó en su análisis que, el covid-19 generó un acumulamiento de impactos negativos en la sociedad; sin embargo, los problemas aumentarán cuando se suman los efectos que generan los fenómenos naturales en el territorio como las lluvias, las granizadas y las bajas temperaturas.
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