En el municipio de Tlahuapan, en la localidad de San Francisco la Unión, se encuentra el Santuario de los Colibríes.
Es una experiencia desde que los visitantes se adentran al bosque, ya que cientos de silbidos comenzarán a escucharse en la zona; además, los picaflor necesitan salir a consumir la mitad de su peso en los bebederos cada 15 minutos, por lo que para verlos se requiere de paciencia y mucha atención. Mientras todo esto sucede, Ángel Díaz, creador de la Fundación Picnic Colibrí, se encarga de contarle a los turistas cómo nació el proyecto y los cuidados que requiere el santuario.
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En entrevista para MULTIMEDIOS Puebla, el ambientalista detalló que ese terreno lo adquirió para que los turistas visitaran a las luciérnagas, no obstante, durante una caminata por la zona, vio como los pequeños chupamiel cruzaban frente a sus ojos.
Díaz expresó: “jamás antes vi tantos colibríes de tamaños y colores diferentes en un solo lugar, así que saqué mi teléfono y comencé a grabar. Pensé, esto se tiene que hacerse viral”.
De esa manera, consideró que podía aportar no solo a su localidad sino también a la naturaleza y al cuidado del medio ambiente: “ya no es común encontrarse con uno de estos animales, por eso es tan importante cuidarlos, porque ayudan a procesos orgánicos esenciales como la polinización. Si en algún momento se llegara a extinguir junto con las abejas o murciélagos, yo creo que también los humanos iríamos después de ellos”.
Y así fue como el activista acondicionó el área para que los pequeños vertebrados tuvieran un lugar seguro para alimentarse durante todo el año; sin embargo, Ángel señaló que entre los meses de junio y octubre, migran hasta dos millares de aves desde Canadá, y en ocasiones las flores de las que se alimentan siguen sin retoñar, así que para evitar que los huitzilmeh desvanezcan por la deshidratación o cansancio, colocó 30 bebederos en un espacio que se encuentra dentro de las tres hectáreas que adquirió para el cuidado de ellos.
Vivencia especial
Asimismo, precisó que estos animales son muy territoriales, por lo que algunos días se les llega ver en conjunto; es un espectáculo que por supuesto no se aprecia en la ciudad.
Con relación al néctar que se deposita en los bebederos, Ángel comentó que es una mezcla sencilla de preparar, “solamente pones cuatro porciones de agua y al momento en que hierve le agregas una de azúcar. La revuelves, se enfría y está lista para usarse”, esa fue la receta que compartió en caso de que alguien quiera aportar a esta causa desde su hogar.
No obstante, el activista mencionó que los bebederos deben lavarse diariamente para mantener una buena higiene, ya que de lo contrario el néctar se fermenta, lo que provoca que los colibríes no se acerquen a los puntos de abastecimiento. Asimismo, insistió en que colocar el famoso “líquido rojo” que se vende en diferentes tiendas no es necesario ni saludable para ellos.
Es importante mencionar, que toda esta labor la realiza Ángel junto con su familia y el apoyo de la comunidad de San Francisco La Unión; sin embargo, extiende la invitación para que expertos, organismos, secretarías, o cualquier tipo de organización se ponga en contacto por teléfono al número 748 106 9737, o por redes sociales en Fundación Picnic Colibrí: y de esta forma preservar el santuario y no permitir que deje de funcionar por falta de recursos, ya que desde hace casi 10 meses, el activista conocido como El crazy boy, invierte alrededor de 2 mil 500 pesos en azúcar semanalmente, sin contar el costo por el agua, ya que por día produce entre 30 y 35 litros de néctar.
El crazy boy destacó, que cualquiera que esté interesado en visitar este santuario podrá hospedarse en una de las 13 habitaciones que se construyeron cerca de la zona para todos los turistas, además de probar una vista panorámica del sitio si decide aventurarse en la tirolesa. No obstante, durante la noche y madrugada las luciérnagas iluminan los senderos de los cerros y junto con los colibríes se convierten en un plan perfecto para toda la familia.
AAC