La sequía en México ha traído consigo que los pescadores de Tampico arrastren sus lanchas en el lodo, en vez de pescar tilapias. Que en Hidalgo haya escasez de flor de cempasúchil y que se esté muriendo el ganado. Que en Guerrero y en Oaxaca haya una caída de más del 50 por ciento en la producción de maíz. Que en Veracruz se recurra a pipas y a tandeos para paliar el problema. Que en Sinaloa esté incierto el ciclo agrícola. Que las presas en Torreón se estén secando. Que en Nuevo León se viva uno de los tres septiembres más calientes en 100 años.
Por otra parte, que en Estado de México no haya caído gota de agua en casi todo el año. Que en Chiapas se seque la abundante vegetación. Que la gobernadora de Tlaxcala inaugure presas donde no llueve. O que los campesinos de Morelos trafiquen con el agua.
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Pero vayamos por partes
En Tampico, los pescadores se ayudan de cuerdas y de palos incrustados en el lodo para que sus lanchas puedan llegar a zonas más profundas de la laguna El Chairel.
“Son 30 metros de lodo que tenemos que jalar la lancha”, dice Héctor Vázquez y muestra una cuerda amarrada a una serie de palos que les sirve de guía.
Luego cuenta que en este momento la laguna tiene 20 centímetros menos de agua.
“Yo acostumbraba a pescar entre 40 y 50 kilos de tilapia, pero que ahora no alcanzo ni los 20”.
Para el alcalde de Tampico, Jesús Nader, no sólo la pesca se ha visto afectada. También la agricultura y la ganadería. “Los agricultores están perdiendo sus cosechas y los ganaderos tienen secos sus ríos, sus arroyos y hasta sus presas. No hay pasto”, se queja.
“Estamos tomando medidas, pero somos realistas: sólo con lluvia se compondrá un poco la situación”.
A minutos de Tampico, en Ciudad Madero, se ha declarado la peor sequía en 80 años. “Nunca habíamos tenido tan bajas precipitaciones y tan altas temperaturas; estamos en semáforo rojo”, alerta Raúl Quiroga, el titular de la Conagua en el estado, quien, sin embargo, asegura que no le faltará agua potable a la población, pues se dispone de 360 millones de metros cúbicos.
Donde no hay metro cúbico disponible es en Ajacuba, Hidalgo, donde la sequía ha empezado a provocar la muerte del ganado y de las tierras de temporal.
Marcelino García, el comisario ejidal, advierte que los meses por venir serán peores. “No hubo lluvia y no se recargaron los aguajes y las presas”, dice y luego avizora que, ante la falta de agua para la siembra, el ganado no tendrá forraje para su alimentación. Cuenta que la última semana en la zona han muerto más de veinte de vacas.
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Según la Conagua, 37 de los 84 municipios de Hidalgo presentan sequía severa y otros 14 sequía extrema. En uno de ellos, Jaltocán, el pasado 29 de septiembre, los pobladores realizaron la primera ofrenda a su santo patrón San Miguel Arcángel, pero a diferencia de años anteriores no hubo flor de cempasúchil.
“Por la sequía se perdieron los sembradíos de cempasúchil”, revela Isaías Ramírez, director de cultura. “Quienes sí colocamos flor tuvimos que ir a comprarla muy cara a otra comunidad”.
Andrés Velázquez, delegado de la procuraduría agraria en Hidalgo, dice que los focos rojos se tienen identificados en el Valle del Mezquital y la zona de Tula, donde las presas se han ido secando. “El estado tiene un serio problema de sequía. Los productores están muy angustiados y con razón”.
Otros productores que tienen el alma en vilo son los de Guerrero, que en cinco años pasó del sexto lugar en la producción de maíz a la posición 26. La zona Norte es la más afectada, particularmente Iguala y la Tierra Caliente.
“El problema que se avecina es que habrá desabasto en las diferentes regiones del estado; será desastroso, habrá aumentos en la canasta básica, incluso habrá desabasto de frijol”, aventura Evencio Romero, dirigente de la Confederación Nacional Campesina, y alerta que se tiene que garantizar al menos el 50 por ciento del autoconsumo, sino habrá graves consecuencias en todo Guerrero.
Por eso Romero adelanta que, en los próximos días, organizaciones campesinas del estado buscarán reunirse con la gobernadora Evelyn Salgado.
“Queremos plantearle la posibilidad de que haya apoyos emergentes”, dice y sentencia: “La gobernabilidad de Guerrero y del país pasa de manera inevitable por las parcelas, así que tendrá que escucharnos”.
A quienes ya escucharon es a los productores de Oaxaca, donde la sequía ha impactado a 4 de las 8 regiones y se perdieron más de 40 mil hectáreas de maíz y de frijol.
“Estamos paliando el problema comprándole a los productores donde hubo excedente en las cosechas, como en la Sierra Norte, la Cuenca y la Cañada”, dice Víctor López, titular de fomento agroalimentario, quien ubica a la región de Valles Centrales como la más dañada, seguida de la Mixteca, Sierra Sur, Istmo de Tehuantepec y Costa.
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Veracruz es otro de los estados donde se intenta sortear la sequía en los 137 municipios marcados como focos rojos. Para ello, las autoridades locales mandan pipas o hacen los llamados tandeos.
El estiaje no sólo ha impactado a los cultivos de café y al ganado en el estado, sino al abasto de agua potable para la población. De hecho, ya se han registrado bloqueos y protestas en algunos de los 35 municipios que presentan sequía severa, entre ellos la capital.
Para sequías severas, Sinaloa, el Granero de México. No ha llovido y las 11 presas del estado están a menos del 30 por ciento de su capacidad. Ello significa que no se garantiza la siembra de las 800 mil hectáreas agrícolas de este ciclo. “Necesitamos ayuda extraordinaria para aprovechar el agua de drenes y del subsuelo”, pide Alberto Rojo, presidente de agricultores del Río Sinaloa Poniente.
Sinaloa es el principal productor de maíz, además del sorgo, trigo, garbanzo y hortalizas. Por esa razón, Rojo estima que está en riesgo la estabilidad económica no sólo de las familias sinaloenses, sino de todo México. “Habrá un grave impacto en la disponibilidad de alimentos en el corto plazo”, alerta y exhorta a las autoridades federales a que destinen recursos extraordinarios. “Andan diciendo que si para el 15 de octubre no llueve, la crisis de agua será en todo el noroeste”.
Al otro lado del país, en el noreste, específicamente en Torreón, se tienen mil millones de metros cúbicos menos en las presas, en comparación del año pasado, y con esa cantidad de agua sólo alcanzará para medio ciclo agrícola.
“Nuestras presas están en un porcentaje de llenado muy inferior y con estos porcentajes ningún productor tiene certeza”, dice Teodoro Arguijo, coordinador de desarrollo rural en la Laguna. “Las zonas agrícolas se van a terminar”, pronostica.
Por la misma región noreste, Nuevo León ha experimentado el tercer septiembre más caliente en 100 años. “Septiembre inaudito”, le llama Doroteo Treviño, coordinador de recursos hídricos de Monterrey, quien dice que este mes sólo cayó el 20 por ciento de lluvia.
“La región que más nos importa es donde están las presas, la región citrícola, pues apenas llovió el 15 por ciento de lo esperado”.
Las presas que alimentan el Sistema Cutzamala, que a su vez distribuye agua al Estado de México, se encuentran el 20 y el 50 por ciento de su capacidad, pero el almacenamiento general sólo es del 39 por ciento contra un histórico, en esta fecha, de 58.8 por ciento.
“Aunque llueva de manera normal el último trimestre del año, no será suficiente para remedir la falta de recurso faltante durante el verano”, dice Emilio Rangel, asistente en el Observatorio Meteorológico de la UAEM. “Los más afectados con esta falta de lluvias no serán las industrias, sino los ciudadanos”.
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De enero a septiembre, el Estado de México registró en sus 125 municipios algún grado de sequía. De acuerdo con el monitor del Servicio Meteorológico Nacional, las temperaturas incrementaron en relación con otros años.
En Chiapas también ya es común la ausencia de humedad en los suelos y que la abundante vegetación se esté secando. Entre los 81 municipios que presentan algún tipo de sequía, el investigador Marcelino García ubica como los más afectados a Altamirano, Las Margaritas, La Independencia, Ocosingo, Trinitaria, Benemérito de las Américas, Maravilla Tenejapa y Marqués de Comilla. Respecto a las reservas naturales, García dice que se han reducido sus niveles de agua, “pero se van a recuperar con las primeras lluvias que caigan”.
Quienes siguen sin recuperarse son más de 300 pescadores chiapanecos de nueve comunidades aledañas al ejido Nuevo Quechula, municipio de Tecpatán, quienes perdieron su producción el primer semestre del año por las altas temperaturas del agua.
“La presa Malpaso bajó su nivel de agua y eso ocasionó la muerte de más de 300 kilos diarios de peces; ahorita nomás estanos perdiendo”, dice Darinel Gutiérrez, pescador de la ranchería Puerto Rico.
Quien perdió todo es don Juan, un campesino del municipio más seco de Tlaxcala: Altzayaca. “Aquí no ha habido lluvias desde hace dos años, todo se secó, la milpa se perdió porque no nos llueve nadita. En estos días el campo es de tristeza”.
Y mientras en 39 de los 60 municipios del estado se expande la sequía, la gobernadora Lorena Cuéllar acude a Altzayaca a poner en marchar un millonario programa para captar lluvia. “El equipo está listo, sólo falta que llueva”, dice Mario Parada, uno de los beneficiarios del programa, cuyo sistema para recolectar el agua es por medio de tubos de PVC y un filtro, conectados a un tinaco. La prensa local no ha perdonado la ocurrencia.
La crisis de agua en el campo morelense es tal que ha ocasionado que los campesinos se vuelvan huachicoleros, pero de agua. “La desesperación ha hecho que ordeñen las presas para salvar sus cultivos”, cuenta Humberto Sandoval, secretario general de la Central Campesina Cardenista, e informa que se han asegurado más de 150 bombas clandestinas para ordeñar el agua.
Según Sandoval, más de 70 mil productores, tanto de maíz como de sorgo, se han encomendado a todos sus santos para que llueva. “Pero nomás no llueve”.
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HCM