A dos años de la pandemia, el regreso total a clases presenciales será un factor que contribuya a alcanzar los niveles pre-covid y con ello la recuperación económica de la zona, afirmó el presidente del Consejo de Instituciones Empresariales del sur de Tamaulipas, Íñigo Fernández Bárcena.
Sostuvo que el cierre de las mismas en marzo de 2020, fue un golpe muy fuerte para la iniciativa privada, pues los diversos sectores que giran en torno a la educación empezaron a decaer y conjugado con la prohibición de ingresar a la playa generaron una crisis de la que todavía no se ha salido del todo.
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En días pasados, la Secretaría de Educación en Tamaulipas aprobó la propuesta del Comité de Seguridad en Salud sobre la asistencia de la totalidad de los alumnos a las clases presenciales en todos los niveles para asegurar la continuidad de los aprendizajes y la nivelación académica.
Además, recientemente el Ciest aplaudió que se levantaran diversas restricciones sanitarias en actividades no esenciales, por lo que ve un panorama alentador para las playas del estado en la próxima temporada vacacional de Semana Santa. Y es que hoteles y restaurantes podrán contar con un mayor aforo y acrecentar el número de visitantes. Asimismo, ya hay más apertura en conciertos, eventos masivos, centros comerciales, cines, museos, teatros y centros de entretenimiento.
Turismo, de los más golpeados
El representante empresarial, hizo un análisis retrospectivo sobre el impacto de la crisis sanitaria en la actividad económica de la zona, señalando que el turismo fue otro de los sectores con mayores afectaciones.
Mencionó que en el sur de Tamaulipas, los hoteles que cerraron durante abril y mayo de 2020, que fueron los dos meses de restricciones más fuertes, evidentemente no tuvieron ingresos económicos durante ese tiempo, mientras las ventas de aquellos que se mantuvieron abiertos cayeron entre un 90% y 95% por lo menos, y a pesar de ello se cumplió el compromiso de mantener las fuentes de empleo.
"Muchos de los otros negocios de actividades no esenciales tuvieron también que cerrar sus puertas durante esos dos meses, las caídas fueron en su momento brutales”, destacó.
Comentó que comparado con 2021, hay mejores indicadores y más aún respecto al 2020, pero lo viable es comparar sobre el 2019 que fue un año normal. Al mes pasado, dijo, a nivel nacional todavía se tenía un diferencial de aproximadamente cien mil empleos en el sector de restaurantes y hoteles.
“Aún no estamos en niveles pre-covid, ojalá en los próximos meses, derivado del regreso a clases y que la mayoría de los estados se encuentran en semáforo verde, eso nos pueda ayudar a regresar, y en su momento, ya con cierta estabilidad, se pueda generar mayor cantidad de inversiones y fuentes de empleo”.
Tiempos difíciles.
Sostuvo que han sido tiempos bastante difíciles para la actividad turística y de eventos sociales, tiempos que han transitado con mucho esfuerzo.
"La pandemia ha puesto muchos retos al sector empresarial y hemos tenido creo yo poca ayuda en cuestión de apoyos por parte del gobierno en general”, expresó.
Aclaró que a nivel estatal hubo crédito para las empresas con tasas blandas, sin embargo por parte de la Federación no se han tenido apoyos importantes.
Íñigo Fernández, subrayó que el cierre de la playa a partir del 16 de marzo de 2020, conjugado con la suspensión de clases presenciales golpeó la economía de la zona como nunca antes.
“El golpe con el cual empieza a caer en este caso la economía fue con el anuncio del cierre de las escuelas, y detrás de esto el gobierno federal anunció el cierre de actividades no esenciales”.
Recordó que el sector hotelero estuvo paralizado prácticamente un bimestre, sobre todo todo los inmuebles ubicados en playa y empezó a disminuir la oferta de traslados en avión.
“Yo era el presidente de la Asociación de Hoteles y recuerdo que a partir de junio de 2020 empiezan a reactivarse con medidas a nivel estatal donde van limitando los aforos y algunos de los hoteles que habían cerrado comienzan a reabrir e inicia una recuperación marginal”.
El cierre y la estrategia
Los meses siguientes continuaron complicados, pues aunque había una reactivación hotelera con aforos de entre un 25% y un 50%, durante todo el verano de ese año la playa estuvo cerrada.
“Miramar es el principal atractivo turístico natural que existe aquí, es el imán más fuerte que tenemos para jalar a la gente, entonces, no había quien comprara porque ibas a un hotel y no ibas a poder disfrutar de la playa”.
Refirió que vino un diálogo con las autoridades estatales para buscar soluciones y se acordó la aplicación CompraTam para reservar un espacio y evitar de alguna manera el contacto con las demás personas.
En la ruta de la recuperación
Es hasta octubre de aquel año cuando se reabre Miramar e inicia la ruta de la recuperación económica que al día de hoy se sigue transitando sin llegar todavía a la meta pero con un avance considerable.
“A lo largo de esta pandemia se ha demostrado que la playa no ha sido un factor para propagar el virus, en su momento se tenía cierto temor”, puntualizó el presidente del Ciest.
Aseveró que a lo largo de estos dos años, el sector hotelero y turístico se ha puesto las pilas en cuestión de bioseguridad, de procedimientos y protocolos sanitarios.
“Todos estábamos en la misma tormenta, unos en yate, otros en barco, otros en lancha y otros inclusive encallados. Todavía no se puede cantar victoria, es como la influenza, sigue existiendo y hay que seguirnos vacunando, pero ojalá esto vaya mejorando, porque es algo que necesitamos”, concluyó.
CGCH