La abuelita veracruzana Gloria Domínguez Hernandez, ya es considerada como una más de los trabajadores petroleros, debido a que tiene 28 años vendiendo sus tamales frente a la refinería Francisco I. Madero en donde solo el coronavirus la obligó a irse a su casa.
Menciona esta residente de la colonia Miramar que de manera ininterrumpida se instalaba en la puerta dos para esperar a que los trabajadores pertenecientes a Pemex salieran de sus descansos y poder ofrecer ese manjar huasteco que con gran amor lo elabora.
Comenta que toda su vida se ha dedicado a elaborar los tamales con la receta familiar que ha pasado por generaciones, mismos que los vendía primero en tierras veracruzanas, pero cuando se mudaron hace 28 años a Ciudad Madero, decidió instalarse frente a la refinería y desde entonces se ha mantenido.
Agrega que por 28 años nunca había faltado a la venta de este manjar de puerco, pollo, picadillo y rajas con queso que son ofertados a 13 pesos, solo la pandemia, la mandó a tener que dejar abandonado su lugar por un año debido a su avanzada edad.
"Por la enfermedad mi familia tuvo miedo que me contagiara ya que había mucho coronavirus, así que decidieron que no saliera de casa o podría contagiarse y morir".
Pero tras recibir la vacuna anti covid el pasado martes 13 de abril, en la Unidad Deportiva de Ciudad Madero, ella volvió a hablar con su familia quienes acordaron que podría retomar su negocio siempre y cuando se cuidara para no contagiarse.
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"Al vacunarme me sentí super bien y con más ánimo de continuar aportando a la economía de mi familia, vivimos tiempos duros a causa del coronavirus".
Comenta que se siente muy bonito que los trabajadores petroleros al momento que la vieron detrás de su puesto despachando, de inmediato le preguntaron como estaba, le dieron palabras de aliento y pidieran sus tamales.
"Se bien que mi familia se preocupa y a pesar de que ellos no quieran que salga a vender mis tamales yo necesito hacerlo porque así me continúo sintiendo viva y productiva".
SJHN