Un señor que caminaba por la zona de los mercados decidió hacer fila porque se enteró que regalaban tortas de la barda, sin importar que tuviera que cargar mientras avanzaba una periquera de madera y soportando más de 40 grados de sensación térmica bajo el sol.
Las amas de casa que iban de compras vieron la fila y decidieron formarse para celebrar el día de la torta de la barda comiéndose una, las precavidas se protegían con toallas, sombrillas de cuadros, lisas y hasta de color guinda con la leyenda #EsClaudia, una de las “corcholatas” de AMLO que en julio de este año probó el platillo icónico del puerto en “Tortas René y su Hijo Cepillín”.
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En la plaza Hijas de Tampico, frente a los negocios de tortas, el olor a cebolla y al chile verde guisado característico de la salsa de chicharrón atrae a más de uno, pero sobre todo cuando Arturo Bracamontes Galindo, dueño del citado negocio, decidió regalar 150 tortas para celebrar el 95 aniversario de dicha creación culinaria.
La espera se hace amena, la música tropical y grupal que suena en un escenario instalado en una esquina de la plaza se mezcla con la canción “Another Brick in the Wall” de Pink Floyd, que se popularizó a finales de los setentas y era interpretada por una banda desde el interior de “Tortas Lalo”, donde el festejo estaba en proceso.
“Me vine sin almorzar, le voy a entrar con todo", se acerca un joven a la carpa bajo la cual se realiza un concurso sobre quién se acaba más rápido una torta. Entró en lugar de un concursante que fue descalificado por iniciar a comer antes de tiempo, era un muchacho que se dedica a limpiar parabrisas en el Centro de Tampico.
Pasan las horas y el calor es más intenso, en el puerto jaibo la sensación térmica alcanzó los 42 grados centígrados y el ánimo no decae, así que al llegar el momento del último concurso organizado por Tortas René.
La meta es comer tres tortas en el menor tiempo posible y se lo disputaron cuatro tampiqueños. Comenzó el reto y desde el inicio fraguó el triunfo, Alex, con su gorra azul hacia atrás, utilizó las dos manos para comer primero los ingredientes de la torta y luego, procedió a comerse el pan. En un instante se acabó la primera, ya con una técnica bien definida.
Los rivales lo volteaban a ver mientras trataban de comer un bocado, pero Alex, habitante de la Herradura, con la tranquilidad de un amante de las tortas de la barda se pudo comer tres en 2 minutos con 26 segundos, y sin esforzarse tanto.
SJHN