Las emblemáticas mantas gigantes de Galápagos, y una treintena más de especies de rayas, tiburones y quimeras del Pacífico Este Tropical (PET) son altamente vulnerables al cambio climático, según un reciente estudio publicado en la revista científica Global Change Biology, que utilizó un marco de evaluación de riesgo integrado para analizar cómo estas especies están siendo afectadas por el calentamiento global.
"Nuestro estudio destaca la necesidad urgente de desarrollar acciones de manejo que consideren los impactos del cambio climático en los ecosistemas marinos del Pacífico Este Tropical para mitigar las consecuencias negativas de este fenómeno global. Las especies costeras, especialmente las rayas, son las más afectadas y requieren medidas de conservación específicas para asegurar su supervivencia y la resiliencia de los ecosistemas que habitan", dijo la doctora Florencia Cerutti-Pereyra, autora principal del estudio y colaboradora científica del proyecto de Ecología y Conservación de Tiburones de la Fundación Charles Darwin.
El estudio en el que participaron 19 expertos regionales de 15 instituciones diferentes, arrojó que casi una cuarta parte de las especies de condrictios, es decir, peces cartilaginosos, incluidos tiburones, rayas y quimeras, que habitan en el Pacífico Este Tropical están siendo afectadas por el cambio climático.
Se evaluaron un total de 132 especies de condrictios: 65 tiburones, 60 batoideos y 7 quimeras. La evaluación de riesgo realizada utilizó tres componentes para evaluar la vulnerabilidad al cambio climático: exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación, y siete factores de cambio climático. Cada especie fue evaluada en función de estos componentes y clasificada con baja, moderada o alta vulnerabilidad.
“El cambio climático está provocando océanos más cálidos, ácidos y desoxigenados, cambios que amenazan gravemente a todos los ecosistemas marinos. Según la investigación, el 23 por ciento de las especies de condrictios del PET evaluadas son altamente vulnerables, mientras que el 76 por ciento restante muestra una vulnerabilidad moderada”.
De acuerdo con el informe, las rayas son las más afectadas –el 77 por ciento–, especialmente aquellas que utilizan hábitats costeros como áreas de cría. Cinco de las rayas más afectadas también están listadas como en Peligro Crítico o en Peligro en la Lista Roja de la UICN, incluyendo el pez sierra común, la raya redonda reticulada, la manta gigante, la manta chilena y la manta diablo.
El emblemático tiburón martillo gigante, catalogado como en Peligro Crítico por la UICN, también fue identificado como altamente vulnerable.
“Las especies costeras son particularmente vulnerables debido a la combinación de calentamiento del océano, acidificación y posible desoxigenación, junto con cambios en la entrada de agua dulce, salinidad y aumento del nivel del mar. Estos factores climáticos se suman a otras amenazas existentes como la sobrepesca y la degradación del hábitat”.
De esa manera, el estudio enfatiza la necesidad urgente de implementar estrategias para reducir los impactos del cambio climático en este grupo de especies amenazadas, incluyendo la protección de hábitats, prácticas de pesca sostenible y medidas específicas para las especies en mayor riesgo. También destaca la importancia de comprender mejor los efectos del cambio climático en hábitats y procesos clave en el PET, así como llenar los vacíos de conocimiento sobre las especies de condrictios de la región.
"El cambio climático es cada vez más evidente, con una influencia significativa en todas las especies y ecosistemas de nuestros océanos. Si queremos que los tiburones, rayas y quimeras sigan siendo componentes vitales para mantener la salud del océano, es crucial reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover prácticas de pesca sostenible e implementar programas de conservación para las especies amenazadas. Sólo a través de un enfoque integrado y coordinado podemos preservar la biodiversidad y mantener la funcionalidad y resiliencia de los ecosistemas marinos", explicó el doctor Pelayo Salinas de León, coautor del estudio y co-Investigador Principal del proyecto de Ecología y Conservación de Tiburones de la Fundación Charles Darwin.
Los hallazgos del estudio destacan la necesidad de estrategias de manejo integradas que aborden tanto el impacto climático como el humano. La combinación del cambio climático con la sobrepesca y la degradación del hábitat incrementa la vulnerabilidad de estas especies, lo que hace imperativo desarrollar e implementar estrategias de conservación efectivas.
"Este esfuerzo colaborativo con expertos regionales ha profundizado nuestra comprensión de cómo el cambio climático global afecta a los tiburones, rayas y quimeras en el Pacífico Este Tropical. Ahora, es el momento de aplicar este conocimiento en políticas de manejo para asegurar la conservación a largo plazo de estas especies", añadió la maestra en Ciencias, Ana Moya, coautora del estudio e investigadora del proyecto de Ecología y Conservación de Tiburones de la Fundación Charles Darwin.
La Fundación Charles Darwin agradeció a las organizaciones comprometidas con la protección y supervivencia de estas especies, que son vitales para los ecosistemas marinos y la economía local. El apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), el Instituto Politécnico Nacional (COFAA y EDI), la fundación Save Our Seas, la fundación Mark and Rachel Rohr y otros ha sido esencial para llevar a cabo este estudio.
LG