Humberto del Real Cárdenas, conocido como “El Quinto”, es un hombre a quien las adversidades no lo han doblegado. Desde su niñez mostró carácter, fijó sus metas y trabajó por el triunfo que lo ha llevado a ser una referencia en la preparación de tortas en Tehuacán durante 54 años.
Durante este tiempo, desde la calle, comenzó a compartir con su familia los conocimientos adquiridos. Hoy, tres generaciones están involucradas en este oficio.
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Originario del estado de Jalisco, llegó a Tehuacán como vendedor de medicamentos al trabajar para una firma farmacéutica. En uno de sus viajes conoció a María Elena García, hija de un español y dueño del hotel donde se hospedaba. El amor los llevó al matrimonio y ella, a sus 14 años, se unió a Humberto, quien vio en esta ciudad el lugar donde vivir.
Al perder su empleo como agente de ventas, buscó una actividad para subsistir junto a su familia, algo que no había tenido desde sus primeros meses de vida tras la muerte de su madre. Comenzó a idear en qué trabajar. Inició vendiendo hot dogs, pero tras unos meses decidió que no era lo que deseaba. Con la creatividad que lo caracteriza, ideó un nuevo estilo de torta en Tehuacán: la semiahogada, inspirada en la tradicional torta ahogada de su tierra, Jalisco.
El surgimiento
Juntando los ingredientes, logró hacer una torta diferente a las que se ofrecían en ese entonces, y en 1970 emprendió su negocio en Tehuacán bajo el nombre de Tortas “El Quinto”, en referencia al cuarto número 5 que ocupó en el hospicio Cabañas, donde fue llevado por su abuela tras quedar huérfano de madre.
Permaneció en ese lugar hasta los 11 años, cuando, en una salida dominical al parque “Agua Azul” con tres compañeros, decidió abandonar el hospicio. Su vida en las calles fue difícil; trabajó vendiendo chicles y limpiando zapatos, durmiendo en parques y terminales de autobuses. Con lo que ganaba, pagaba sus estudios de secundaria y preparatoria.
Con ese nivel educativo, consiguió empleo como vendedor de medicamentos, y sus amigos continuaron llamándolo “El 5”. “Ahora mi hijo es el Quinto, y mi nieto también. Es una tradición de la que me siento orgulloso”, comenta Humberto.
Ya establecido en Tehuacán, cuenta que su suegro, amigo de un accionista bancario, le prestó diez mil pesos, con los que compró su primer carrito con los aditamentos para preparar las tortas que ya tenía en mente vender.
Así, con un carrito de un metro y medio que empujaba junto a su esposa, comenzó a vender tortas semiahogadas de pierna, milanesa, chorizo y las especiales, que llevan pierna, chorizo y jamón. Todas ellas, al terminar de prepararse, se sumergen parcialmente en un guisado especial que les da ese sabor único en Tehuacán.
El crecimiento en la demanda se debe a la limpieza en la preparación y a la buena sazón. Por eso, la gente lo recomienda a quienes visitan Tehuacán y quieren disfrutar de una buena torta por la noche, diciendo: “Ve con El Quinto”. No es raro ver gente formada, esperando su turno para comprar la torta de su preferencia.
“No soy monedita de oro, pero la mayoría de las personas que se van de Tehuacán, cuando regresan, vienen a comer tortas”, dice Humberto del Real. A pesar de las condiciones climáticas adversas, e incluso después de los sismos que se han registrado en la ciudad, él siempre sale de su domicilio con su carrito para vender tortas.
La popularidad
La forma especial de Humberto del Real y su familia para preparar las tortas y el ambiente de armonía en su hogar han sido clave para su éxito. Las tortas de “El Quinto” son conocidas en varias ciudades de Estados Unidos y España, lugares de donde han venido personas a visitar Tehuacán y a degustarlas y que durante más de medio siglo han deleitado el paladar tanto de los locales como de los visitantes de esta “Ciudad de los dioses”.
AAC