Lamentan en conmemoración del 50 aniversario del linchamiento de cinco trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) y dos pobladores de la junta auxiliar de Canoa, que Puebla ocupe actualmente el segundo lugar nacional de este delito y que el mismo no esté tipificado.
Así lo señaló el catedrático e investigador de la máxima casa de estudios, Lázaro Vázquez y Romero, quien fungió como moderador en el conversatorio que se realizó en el Museo Universitario, donde estuvo presente el único sobreviviente de ese suceso que continúa con vida, Julián González Báez, quien realizó una crónica de lo que vivió el 14 de septiembre de 1968, donde destacó que tras recibir la negativa a su petición de posada en diversos sitios de la citada población, "mis compañeros Jesús Carrillo Sánchez y Ramón Calvario Gutiérrez -irónicamente dos de los cuatro que fallecieron esa noche-, nos pidieron suspender el ascenso, pero en un volado les ganamos continuar".
Asimismo, reconoció que en esa población hay gente buena y que hasta la fecha está fraccionada y estigmatizada por lo que sucedió.
"En días pasados platiqué con un joven de ese lugar y me dijo que su pueblo está fraccionado y señalado por lo que sucedió, pero le dije que esta generación no es responsable de lo que hicieron sus papás o la generación anterior, por lo que lo invité a seguir adelante".
Por su parte, Ernesto Licona Valencia, antropólogo y autor del libro "San Miguel Canoa. Pueblo urbano", mencionó que la historia como la memoria, conforman una narrativa.
De igual forma, cuestionó el motivo para traer la historia a la actualidad, porque desde su visión "son contextos totalmente distintos. Entonces eran comunistas, ahora robachicos, secuestradores y rateros (los linchados)".
Expresó que los habitantes de esa comunidad le han informado que "no les dan trabajo porque los etiquetan como atrasados, ignorantes y retrogradas".
En tanto, Carrillo Sánchez expresó que la conmemoración de lo que ocurrió en la junta auxiliar de Canoa en 1968 tiene como propósito "que no vuelva a ocurrir".
Manifestó que lamentablemente siguen ocurriendo estos sucesos. "(Porque) La policía llega tarde. La mayoría son delincuentes, pero el resto no. Son gente inocente".
En su intervención, Jesús Márquez Carrillo, catedrático de la facultad de Filosofía y Letras, pidió que más que recordar el suceso hay que encontrar las causales. "Quiénes participaron en este fenómeno de histeria colectiva".
Indicó que la influencia de lo que se difundía en ese tiempo en los medios de comunicación, que estaban al servicio total y absoluto del presidente Díaz Ordaz, se dejó sentir en Canoa.
Finalmente, Alfonso Yáñez aseguró que nunca se indemnizó a los deudos y que desde la edad media la religión católica ejerció violencia y linchamientos en contra de aquellos que no compartían su creencia. "El fanatismo religioso provocó lo que ocurrió en Canoa".
AMV