El camino hacia las ‘UTOPÍAS’ está plagado de obstáculos. En un recorrido por la alcaldía Iztapalapa, aparecen en el camino calles con baches, paredes pintarrajeadas, lodazales mezclados con basura, canchas deportivas enrejadas, parques abandonados, multifamiliares con coloridos tendederos de ropa secando al sol y caravanas de pipas para distribuir el agua del día.
Esta alcaldía, el área con mayor densidad poblacional de la ciudad, ha sido uno de los barrios más empobrecidos y golpeados por la crisis hídrica de la Ciudad de México. De acuerdo con el censo de 2020, la alcaldía contaba con 1.9 millones de habitantes, mientras que existe un déficit de más del 35 por ciento del gasto comprometido de agua en la demarcación.
Tal vez hoy no lo parezca pero el territorio que conforma la alcaldía Iztapalapa –una de las zonas con mayor escasez de agua potable en México– se asentaba sobre los antiguos lagos de Texcoco y Chalco. Aquí cruzaban el río Churubusco, el río de la Piedad, así como el canal Nacional. La palabra ‘Iztapalapa’ proviene del náhuatl ‘iztapalli’ y ‘atl’, que significa “piedra labrada sobre el agua”; sus habitantes originarios construyeron sobre islotes casas, palacios y templos de cantera, dicen las crónicas, “bellamente” labrada.
Fue justo aquí por donde Hernán Cortés y sus huestes entraron a Tenochtitlán. Bernal Díaz del Castillo la describió como “una ciudad asentada en tierra firme y sobre chinampas en el lago”. La importancia de Iztapalapa en el mundo mexica era mayúscula, la ceremonia del Fuego Nuevo se realizaba cada 52 años en la pirámide del Cerro de la Estrella, para la renovación del mundo.
Varios siglos después, el 6.65 por ciento de sus habitantes vive en pobreza extrema, mientras que apenas el 37.3 tiene un grado de pobreza moderada. Es importante señalar que el índice de pobreza se determina a partir de la “calidad de vida y acceso a servicios públicos básicos”.
Pero el panorama es otro cuando llegas a las ‘Unidades de Transformación y Organización Para la Inclusión y la Armonía Social’, mejor conocidas por sus iniciales ‘UTOPÍAS’, creadas en 2018 a lo largo de los 13 barrios de la demarcación en terrenos recuperados –casi medio millón de metros cuadrados hasta el momento– que eran basurales o espacios utilizados para el vandalismo y el consumo de drogas, ahora convertidos en centros recreativos. Ante tantas carencias económicas y sociales en esta parte de la capital, la pregunta es obligada, pensando en los cien millones de pesos que mínimo costó cada ‘UTOPÍA’: ¿qué uso de este presupuesto habría sido más útil?
Un ‘barco’ zarpa en medio de asfalto y concreto
Yeimy Jardines y Gabriela Rojas son vecinos y visitantes en el Barco Utopía, en las inmediaciones de la unidad habitacional Vicente Guerrero. Para ellos es correcto que se haya invertido en estos centros de convivencia, dado que el ambiente cambió mucho a partir de su construcción: “Antes había puros drogadictos, todo estaba oscuro y asaltaban a cada rato”, recuerda Yeimy.
Gabriela, madre de tres pequeños cuenta: “Tenía que pasar por aquí para ir a la escuela y me daba miedo estar sola, ahora con la iluminación voy más tranquila, ha sido un gran apoyo, comparado con lo que teníamos”.
Añade que el mantenimiento a calles y parques también mejoró: “Están poniendo pintura nueva, los juegos infantiles están más limpios, de hecho, ya pavimentaron uno que otro bache, ya no es lo mismo”. Del tema de la basura, Yeimy opina que es un tema que “nunca se va a perder, siempre está el vecino que pone su basura en la calle y de un costalito se arman dos, tres…”.
Ubicada al norte del Parque Lineal, el Barco Utopía es la joya de la corona de las hasta hoy 14 unidades de transformación. Como su nombre lo dice, su arquitectura asemeja a un barco; un parque lleno de flores, árboles, canchas deportivas, pistas para correr, pasto impecable y hasta área para perros con juegos, cuyo mantenimiento, estética y funcionalidad hacen olvidar que se ubica en una de las zonas más pobres de la ciudad.
Luego de recorrer 1.3 kilómetros, y después de pasar numerosas canchas, todas ocupadas, aparece el Barco con sus 19 metros de altura donde, sorprendentemente, todo funciona, incluyendo su mensaje dedicado a la cultura medioambiental y la concientización para erradicar la violencia infantil.
Mientras uno asciende las escaleras para subir los cuatro niveles del navío, aparecen el primer Museo del Cambio Climático y el Acuario Virtual Interactivo en la Ciudad de México. En este último la experiencia es inmersiva con pantallas digitales de 360 grados que recrean el océano y más de 60 especies marinas sin la necesidad de animales cautivos. La experiencia es lúdica. Y en la cubierta-terraza, remata la atracción estrella: el simulador de navegación, pero –algún pero había de tener– no estaba abierto al público.
Un proceso de acupuntura urbana
De acuerdo con el portal oficial del proyecto, las UTOPÍAS se definen como espacios de transformación social: “un proceso de acupuntura socio-urbana para generar lugares para el encuentro, lugares para estar bien, en el que se están construyendo grandes espacios con equipamiento cultural, recreativo, social y deportivo con diseños de alta calidad e innovación y pensados como sitios confortables y potenciadores del desarrollo integral de las comunidades”.
El programa fue diseñado con las autoridades de la alcaldía, las territoriales, que funcionan de enlace con la población, y las comunidades involucradas, así como con distintos equipos técnicos de arquitectos, ingenieros, biólogos y especialistas involucrados. Sin embargo, en cuanto al diseño del proyecto arquitectónico no hubo ninguna línea ni de Brugada ni del actual alcalde y entonces Director General de Obras, Raúl Basulto.
‘Atzintli’, ‘Tezontli’, ‘Papalotl’, ‘Olini’, ‘Teotongo’, ‘La Cascada’, ‘Tecoloxtitlán’, ‘Quetzalcóatl’, ‘Meyehualco’, ‘Cuauhtlicalli’, ‘Libertad’, ‘Ocho Barrios’, ‘Barco’ y ‘Estrella’ son los nombres de las 14 ‘UTOPÍAS’ que se han abierto hasta la fecha, de las 17 planeadas durante la gestión de Clara Brugada, la exalcaldesa y hoy Jefa de Gobierno de la CdMx. Una de ellas próxima a inaugurarse, ‘Utopía Estrella’, fue galardonada con el Premio de Oro Holcim Award 2023 –que reconoce el diseño sustentable más importante– debido a su “labor de transformación de espacios”.
El jurado recibió 2 mil 380 registros provenientes de 114 países, pero solo 500 cumplieron con los criterios de participación. De estos, cinco proyectos recibieron el Oro y cien mil dólares cada uno, por “su destacada contribución al desarrollo sostenible local dentro de su región”. Las propuestas, como explica el portal de Holcim –que es paradójicamente la empresa cementera más grande del mundo–, provenientes de Canadá, China, Ghana, México y España, “son modelos de diseño contextualmente relevantes que balancean cuidadosamente la necesidad de espacios inclusivos, antropocéntricos y de gestión ambiental”.
De acuerdo con Brugada, el proyecto de las UTOPÍAS “ha alejado a 100 mil jóvenes de la delincuencia, pues al estar situadas en zonas clave de la demarcación, como Cabeza de Juárez, Santa Cruz Meyehualco y Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, hacen que los adolescentes opten por las actividades deportivas y culturales gratuitas, en vez de la drogadicción y la agresión”.
La inauguración de Utopía Estrella
Con fecha de apertura a finales de septiembre, recorremos la obra aún sin terminar. Entre los árboles del bosque aparecen edificios chaparritos de ladrillo rojo que se comunican a través de patios donde, en unos días habrá plantas y agua para que los visitantes puedan abstraerse del rigor de la grisura urbana.
Hoy los trabajadores de la construcción suben, bajan, cargan y gritan al son de sus bocinas que reproducen a tambor batiente pegajosas cumbias y reguetones. Al fondo se alzan las instalaciones de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales que convierte las aguas negras en cristalinas y puras.
Juan Carlos Cano, socio del despacho de arquitectos que se hizo cargo del proyecto, cuenta que una de las premisas de las ‘UTOPÍAS’ era “por qué no podemos hacer cosas chingonas fuera del poniente, como el parque La Mexicana en la zona de Santa Fe; y por qué en oriente cuando se construyen obras sociales, se hacen con los mínimos recursos. Entonces la idea era hacer las cosas con la misma calidad para un público que nunca lo ha tenido. De repente hay esta idea, de que la arquitectura social tiene que hacerse con lo menos posible y casi por tapar un problema, el enfoque aquí fue el contrario”.
La Utopía Estrella Huizachtepetl, el nombre antiguo del Cerro de la Estrella, asignada al despacho Cano Vera Arquitectura (ganador del Concurso de Vivienda Social FOVISSSTE en 2012 y el Premio de Arquitectura Sustentable SAIE en 2014), se construyó a un lado de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Cerro de la Estrella, en un terreno de 34 mil metros cuadrados que contenía 55 mil metros cúbicos de escombro y basura; y uno de los pocos bosques, unos 500 árboles en la zona y un humedal.
Mientras caminamos entre polvo y andamios en el auditorio que tendrá una capacidad para 300 personas –en busca de tener espacios culturales para la expresión artística de sus pobladores–, Cano resalta la importancia de la arquitectura social: “hablando de obras de gobierno, lo fundamental es que los recursos públicos se utilicen para bienes públicos y que se apliquen en lugares y para gente que realmente los necesita y que no tienen acceso a estas facilidades, a esta arquitectura, más las actividades y los usos”.
Por su parte, Fermín Andrade, del equipo de arquitectos de Cano Vera, agrega que “la arquitectura tiene una gran capacidad de transformar el mundo y cuando se enfoca en los programas sociales esa capacidad crece exponencialmente”.
Utopía Estrella atenderá a 230 mil personas
Partiendo de un proyecto base que se diseñó consultando a los vecinos en una fase inicial, hoy todas las UTOPÍAS atienden las áreas deportiva, cultural, científica, social y ecológica, y cuentan entre otros servicios con alberca semiolímpica, auditorio o foro al aire libre, casa de día para adultos mayores, casa para la atención a las mujeres –que incluye temazcal, spa y asistencia legal–, casa de atención a las adicciones, aulas de música, danza, artes plásticas y artes escénicas y juegos infantiles para los que se han utilizado y reacondicionado aviones reales en desuso.
Dos peticiones especiales de la población fue incluir escuela de box y áreas con lavadoras, estas últimas con un costo de un peso, que permitirá que aquellas personas ocupadas en las tareas del hogar –ocupación ejercida todavía mayoritariamente por las mujeres–, puedan dedicarse a otras actividades de esparcimiento como el spa.
“El propósito en general era poder hacer, con un recurso limitado, el mejor espacio posible para llegar a la mayor cantidad de personas, obviamente con ciertos lineamientos y necesidades, como el del reciclado” señala Cano. “De hecho, con las tres hectáreas por cuatro metros de alto de cascajo, salió el concreto para las bases donde se asienta el humedal y bloques de construcción.
“También tuvimos que planear cómo respetar el área forestal así que pensamos en hacer los patios en los huecos del bosque para integrarlos con el ambiente. Sólo tuvimos que cortar nueve o diez árboles”.
Utopía Estrella atenderá a una población de 230 mil personas que vive en los alrededores, habrá específicamente escuela de muralismo, pintura y artes visuales, talleres y salas de práctica de música y danza, biblioteca al aire libre, multideportivo, invernadero para la regeneración ecológica del Cerro de la Estrella y una piscina natural que se agregará en una segunda etapa.
El objetivo principal de Utopía Estrella es reutilizar e infiltrar el 100 por ciento de su agua, que originalmente procede de la Planta de Tratamiento. El segundo objetivo, es convertirse en un espacio social pedagógico donde el agua será la principal preocupación. Un acercamiento de primera mano a la comunidad para explicarle cómo es que el agua llega a sus casas y una demostración a pequeña escala de la importancia del tratamiento del agua.
Un proyecto para 100 UTOPÍAS más
Emmanuel Santiago, vecino de la zona, cuestionado alrededor del mantenimiento de la UTOPÍAS –el cual será fundamental para que las Unidades conserven los estándares de calidad actuales–, menciona, por ejemplo, que la fuente en la Utopía Quetzalcóatl a menudo tiene el agua estancada: “Y ahí juegan los niños, no es sano, sí le falta mantenimiento”. Para él, el gran tema de la alcaldía sigue siendo la seguridad.
Con todavía algunas unidades por terminar y con un nuevo proyecto de construcción de 100 UTOPÍAS más para la ciudad en su totalidad, terminamos el recorrido con la mirada puesta en el humedal de tule y nos preguntamos si estos oasis en el desierto urbano pueden pagar la “deuda histórica” con Iztapalapa, como lo definió la presidenta Claudia Sheinbaum, por haber depredado sus abundantes ríos y lagos, y por el abandono al que por décadas se le condenó a la otrora tierra de chinampas.
GSC/ATJ