"No dormí del miedo a vacuna, pero es como si me hubiera ido a Cancún", dice mujer en CdMx

La señora Imelda Hernández, de 77 años, acudió a la Alberca Olímpica para recibir la vacuna contra covid-19.

Adulta mayor recibe vacuna contra covid-19 en CdMx. (Rafael Montes)
Rafael Montes
Ciudad de México /

La señora Imelda Hernández lo confiesa: “no dormí del miedo”. La vacunación contra covid-19 le causó tal ansiedad a la mujer de 77 años que no tuvo una buena noche, pero al salir de la Alberca Olímpica, en la Ciudad de México, unos minutos antes de las 10:00 horas, ese miedo ya se había ido.

¡Como si estuviera en Cancún, en la playa! Todos, amabilísimos; unas atenciones de todos, este chofer -señala a un empleado del gobierno de la ciudad que conduce su silla de ruedas-, el señor Víctor, encantador; no me dolió, no tengo ningún síntoma, estoy encantada”, dice muy alegre, vestida de azul marino y con doble cubrebocas.

“¿A qué le tenía miedo?”, se le pregunta. Y con un poco de pena, responde: “pues a lo que oyes en todos lados, en las noticias, en los chats, en todo, ése era mi pánico porque ya no estoy tan jovencita, tengo 77 años, pero gracias a Dios todo bien”. 

Este martes comenzó la sexta fase de vacunación contra covid-19 en la Ciudad de México. La alcaldía Benito Juárez, la que tiene más adultos mayores en la capital, fue una de las dos demarcaciones donde comenzó al mismo tiempo. La otra fue Cuauhtémoc.

Según datos oficiales, la alcaldía Benito Juárez cuenta con 59 mil 837 adultos mayores, que son 16.9 por ciento del total de la población adulta mayor en la Ciudad de México, lo que la hace la demarcación con mayor porcentaje de gente mayor.

Y sí se notó: aunque en las primeras horas del día la gente llegó poco a poco, para las 11:00 horas las filas de autos y personas a pie ya era larguísima.

Se lleva a cabo la sexta fase de vacunación en CdMx. (Rafael Montes)

Adentro de la Alberca Olímpica, las 56 células de vacunación, conformadas por enfermeras, personal operativo del gobierno de la ciudad y elementos de la Secretaría de Marina (Semar), vacunaban rápidamente: 280 personas por cada tanda de cinco minutos.

Tan rápido y eficiente fue todo que la señora Imelda Hernández se sintió muy cómoda y no fue necesario que leyera el libro que se había traído para calmar las ansias.

Junto con ella salió la señora María Esther Ordaz, quien acudió acompañada de su esposo, con la esperanza de que el encierro, al que han estado sometidos durante todo un año, acabe pronto.

“Ya queríamos para poder empezar a reactivar nuestra vida, ahorita no podemos salir, estamos encerrados, nada más a comprar lo esencial y estar en casa”, comentó.

Es tanta su alegría que, aseguró, es un día para festejar, aunque sea comiendo en casa algo diferente.

Entre ellas también salió una señora que padece alergias, a la que no vacunaron porque le pidieron una autorización de su médico particular para poder ponerle la vacuna.

Enojada, pidió que alguien le explicara “¿quién tiene la obligación de decirle al paciente que es apto o no es apto, si el médico que me trata no tiene toda la información de la vacuna y son los de aquí los que tienen que determinarlo porque son los que, se supone, conocen las reacciones que puede tener?”. 

icc

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