Mientras la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) en la zona sur se mantiene sin operar por falta de recursos, jóvenes voluntarios del Grupo Conservadores de la Biodiversidad y Educadores Ambientales (Cobea), en colaboración con instituciones educativas cooperan para construir instalaciones con el objetivo de albergar y atender a la fauna silvestre en peligro de extinción.
El representante de la organización, Walter Román Estrada Aguillón, manifestó que Cobea opera en el Centro de Estudios Tecnológicos del Mar Número 9, donde existe un convenio para resguardar las especies que sean detectadas y requieran supervisión médica o representen un peligro para la población.
"Aquí estamos recibiendo a los ejemplares que son decomisados por tráfico ilegal o que resultan heridos por actividades humanas.
Ahorita estamos cuidando 10 pavorreales; 25 loros, cotorros y pericos; cocodrilos que la ciudadanía ha dado voluntariamente a la Profepa o que han provocado situaciones de riesgo en las colonias; muchas especies de tortugas; una pareja de pelicanos y un tucán", declaró el coordinador del centro de rescate en Madero, añadiendo que al mes reciben un promedio de 20 especímenes, la mayoría de ellos aves y tortugas terrestres y semiacuáticas.
Respecto al mantenimiento e infraestructura con la que cuentan, detalló que el material y los corrales los han construido y adquirido "mediante coperacha". "Los que ya trabajamos aportamos dinero de nuestra bolsa, también el Cetmar pone para la malla ciclónica y entre alumnos y profesores construimos lo necesario.
La Dirección de Educación de Madero una vez nos donó material como varillas, arena y grava, pero de ahí en fuera el mantenimiento de este centro de rescate lo hacemos los voluntarios; el gobierno no nos ha ayudado en nada".
JERR