Por: Ángeles Mastretta
Ilustración: Gonzalo Tassier, cortesía de Nexos
Me lo pregunto y vuelvo a cobijarme en el resguardo que son los niños. “¿Qué quieren?”, pregunto cuando señalan a lo alto de un librero. Entre un este y un aquí, ellos dicen otros sonidos que aprendo a descifrar. Han de querer el coche gris que mi hijo ha puesto a resguardo de sus hijos porque se lo regaló su hermana y los dos años de estos niños lo mismo destruyen un juguete de tres pesos que uno repleto de memorias. Pero sus deseos me ordenan y lo bajo creyendo en el azar: con suerte y no lo rompen.