Tus padres te dieron dos nombres al nacer, lo sabemos porque quedaron registrados en el acta de defunción 200162883 que emitió la Secretaría de Salud con fecha del 18 de marzo del 2020 después de que a las 16:00 horas con 24 minutos una neumonía por Covid-19 y un choque séptico terminara con tu vida en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) en la Ciudad de México.
Tus nombres, apellidos, dirección y datos personales los guardaremos como un secreto. Te llamaremos el ciudadano N, a quien a decir de la imagen de una fotografía en la que apareces con tu esposa, el lector debe imaginarte como un hombre robusto, de más de 100 kilos, barbón, que usaba lentes para ver bien, pero que tiene la apariencia de un hombre fuerte a pesar de la diabetes y el sobrepeso.
- Te recomendamos ¿Cuántos casos de coronavirus hay en México? Estados
Amabas la música, pero no el deporte. Estabas casado, tenías un hijo de 15 años y juntos, como familia, vivían en una colonia en los límites del Estado de México. Te ganabas la vida haciendo trabajos de electricidad en domicilios y nunca saliste del país ni a Estados Unidos a trabajar ni a esquiar a Vail.
El día de tu muerte estabas a tan sólo siete días de celebrar tu cumpleaños 42, pero ya no fue posible el pastel y las velas con tus dos hermanos.
Tu familia recuerda que te gustaba coleccionar discos de acetato y eras fan de los estruendosos sonidos del Hard Rock, por eso fuiste el 3 de marzo junto con tu esposa al Palacio de los Deportes a ver a tus ídolos suecos: Ghost que se presentaron en la capital del país como parte de su gira Final Gig Named Death, que en español se traduce como “Un concierto final llamado muerte”.
Ironía del coronavirus
Era tu último concierto porque quince días después tu esposa estaría recogiendo tus restos del hospital para llevárselos a tus padres a casa. Ahí te velaron con el ataúd sellado y a la mañana siguiente llevaron tu cuerpo a incinerar a pesar de que el epidemiólogo que lidera la estrategia de Andrés Manuel López Obrador contra el coronavirus, Hugo López-Gatell Ramírez dijo que no era necesario.
Ese 3 de marzo, ya en cuenta regresiva para tu muerte, estuviste rockeando entre 12 mil 500 personas que llenaron la pista y parte de las gradas, sin saber que días más tarde todo el país se preguntaría si cuando estuviste en el Palacio de los Deportes ya estabas contagiado de la pandemia que azota al mundo o si ahí contrajiste el virus y si tu saliva al cantar a todo pulmón llegó a otros de los asistentes.
Para el día del concierto, en México ya se habían confirmado, a través de Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, cinco casos por infección de coronavirus.
Las autoridades de salud documentaron que los síntomas que al final te llevaron a la muerte comenzaron el 9 de marzo y el contagio pudo agudizarse por la diabetes que padecías desde hace siete años. La tos seca te llevó a un médico particular, quien refirió que requerías atención especializada.
El sábado 14 llegaste al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) con problemas para que el aire fluyera hacia tus pulmones. “En cuanto llegó le dijeron que lo tenían que intubar, lo durmieron y ya desde ese momento ya no pudimos tener contacto con él”, dijo uno de sus familiares.
Al inicio los médicos te trataron por influenza y fue dos días después que tras realizarte la prueba se dieron cuenta que eras positivo a coronavirus. Ni a tu viuda ni a tu hijo les han realizado la prueba para saber si están contagiados. Ellos por iniciativa propia están en cuarentena, con el alma destrozada.
“Nosotros tuvimos que comprar el material médico”, dijo tu viuda parada en la banqueta frente al INER.
Ciudadano N, aquí parte de tu historia para que no seas recordado sólo como la primer persona que perdió la vida en México a consecuencia de la epidemia que en el mundo ha cobrado la vida de 9 mil 797 seres humanos.
nerc