Imagina que eres una joven nigeriana y eres parte de la comunidad LGBT, pero en tu país ejercer libremente tu sexualidad es penado. Tras ser atacada por tomar de la mano a tu pareja, decides abandonar tu país y buscar un lugar donde seas aceptada.
O que eres un joven proveniente de Siria y encuentras refugio en Turquía, pasas varios meses en tiendas de campaña provisionales esperando que el conflicto en tu país termine y la ayuda que encuentras es de asociaciones civiles.
Estas son algunas de las actividades del proyecto “Refugiados por un día”, con el que la asociación Sin Fronteras, en conjunto con otras agrupaciones, intenta concientizar a la población mexicana sobre las problemáticas que enfrentan las personas en esta condición.
La dinámica consistió en que los asistentes tomaran la identidad que les describían en un pequeño pasaporte, con el que entraban al foro Lindbergh del Parque México, en la delegación Cuauhtémoc, y asumieran las situaciones por las cuales estarían obligados a dejar su país.
En ocho diferentes carpas, Sin Fronteras, la agencia de la ONU para refugiados, la organización ONU Migración (OIM), el Instituto para Mujeres en la Migración, Médicos sin Fronteras, Casa Refugiados, la Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento de la Mujer Migrante y Refugiada y Casa Mambre informaron sobre todos los lugares adonde pueden acudir si conocen a una persona que es refugiada o si en algún momento tiene que migrar a otro país, “porque debemos entender que todos somos humanos”.
En la carpa de Médicos sin Fronteras, los asistentes vivieron, a través de la realidad virtual con la proyección “Forzados a huir”, lo que las personas que migran a otros países tienen que vivir y en qué condiciones médicas los encuentran.
“Los migrantes son afectados en su salud física, porque a veces son obligados a huir con violencia, lo que también daña su salud mental. Dejar tu país y todo atrás es algo traumático”, dijo el jefe de información José Luis Michelena, en el contexto del Día Internacional del Refugiado, que se celebra el 20 de junio.
Después de la proyección, muchas personas de diversas edades salieron con los ojos rojos y la voz entrecortada, porque conocen parte de la realidad que viven, según datos de la ONU, 70.8 millones de personas que son obligadas a huir de su hogar.