Ahora que han sido elegidas sus candidatas presidenciales, en Morena y en el Frente Amplio (FA) ha arrancado la temporada de las corcholatas para las ocho gubernaturas y la jefatura de Gobiernoque se disputarán en 2024. Ello ha acarreado consigo la autopromoción, el oportunismo ideológico y el famoso chapulineo político.
En Morelos, por ejemplo, nueve aspirantes, conocidos y desconocidos, han levantado la mano para representar a Morena. En esa lista figuran tres personas que tienen amistad con el presidente Andrés Manuel López Obrador: la izquierdista Margarita González, fundadora del partido y candidata perdedora a la alcaldía de Cuernavaca; el ex priista Juan Salgado, quien ha sido diputado, municipal y candidato a la gubernatura; además del conservador Rabindranath Salazar, ex titular del Banco Bienestar y quien parecía el sucesor natural de Cuauhtémoc, hasta que se distanció de éste por su cercanía con Graco Ramírez, el cuestionado ex gobernador.
La lista también la integran gente cercana a Cuauhtémoc, como Víctor Mercado, actualmente coordinador de asesores del gobernador; y gente cercana a Graco, como la senadora Lucy Meza, que ha gastado en decenas de espectaculares para posicionarse.
Por el Frente Amplio se han apuntado el ex procurador José Luis Urióstegui, alcalde actual de Cuernavaca y una de las primeras cartas del panismo, aunque haya militado en el PRI, el PRD y en Morena; Ángel García, un ex alcalde priista que se ufana de ser el político que más ha ganado elecciones en los últimos años en Jiutepec; y Matías Quiroz, ex secretario de gobierno de Graco.
El fenómeno del corcholatismo también sucede en Chiapas. Una vez que el favorito Zoé Robledo fue “bajado” de la contienda, más de 12 morenistas buscan la gubernatura (o al menos alguna senaduría, diputación, alcaldía o regiduría). Quienes más ruido han generado son la senadora Sasil de León; el secretario de Salud, Manuel Cruz; y la diputada federal Manuela Obrador, sobrina del presidente mexicano.
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Otros que se han anotado para competir por la gubernatura no tienen gran carrera política, pero sí familias o relaciones que los impulsan. Tal es el caso del senador Roberto Albores Gleason, hijo de un polémico ex gobernador; ahora va por el PT, pero en 2018 estaba en el PRI y quiso ser candidato. Elena Orantes, quien se desempeña como cónsul general de México en Houston, también quiere. En 2012 declinó a favor de Manuel Velasco, el jefe político de Rutilio Escandón, el actual mandatario y cuñado de Adán Augusto.
Hablando del Partido Verde, quienes ya alzaron la manos para ser candidatos son tres diputados federales: Jorge Llaven, Luis Melgar y Enoc Hernández, este último operador de Velasco. En cuanto al Frente Amplio, donde no ven ninguna oportunidad de ganar, hasta ahora sólo se ha apuntado Francisco Rojas, ex alcalde de Tuxtla Gutiérrez.
La sombra de los ex gobernadores o de las figuras presidenciales acrecientan las aspiraciones. Tal es el caso de Puebla, donde una decena de políticos está interesada por ocupar la silla de Casa Aguayo.
La mayoría pertenece a Morena y entre ellos están: el coordinador de los diputados federales en San Lázaro, Ignacio Mier, quien ha aprovechado su cargo y su cercanía con el dirigente Mario Delgado para su autopromoción; el senador Alejandro Armenta Mier, primo del primero, cercano a Ricardo Monreal y quien se publicita en la entidad presentando un libro de su autoría; el claudista Julio Huerta, el primo del fallecido ex gobernador Miguel Barbosa y quien más bardas ha mandado a pintar con su nombre y con Sheinbaum; y Lizeth Sánchez, secretaria estatal de Bienestar, quien ya dijo que declinará por Huerta.
En el FA, el actual alcalde, el panista Eduardo Rivera Pérez, ha dejado entre ver sus intenciones por competir de nuevo, después de que lo destapó su dirigente nacional Marko Cortés. La diputada federal Genoveva Huerta y la senadora Nadia Navarro, al igual que el líder estatal priista, Néstor Camarillo, también han levantado la mano y preparan sus renuncias.
Se prevé que, a partir de este 18 de septiembre, día en que Morena abre la convocatoria para las ocho gubernaturas y la jefatura de Gobierno, se desaten las renuncias. En Tabasco, por ejemplo, varios funcionarios ya alistan sus cartas para comenzar campañas agresivas en redes sociales, ante el destape de Javier May, ex director de Fonatur y obradorista de la vieja camada.
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Una de ellas es la contendiente más fuerte de May: Rosalinda López Hernández. Administradora de la auditoría del SAT, hermana de Adán Augusto y esposa del actual gobernador chiapaneco, a Rosalinda no se le ha visto por Tabasco hace tiempo, pero pertenece al grupo neo-obradorista que se apoderó de Morena en el estado, bajo el mando del eterno candidato, Raúl Ojeda, hoy presidente del Consejo Estatal morenista.
En lo que respecta al Frente Amplio, los únicos que han alzado la voz son el senador perredista Juan Manuel Fócil Pérez y Dagoberto Lara Sedas, el dirigente priista. La falta de participación se debe a que Tabasco es morenista hasta la médula y no hay manera de que pierda la gubernatura.
Esa misma idea parece estar en la cabeza de los veracruzanos porque en el FA no figura nadie que no sea el candidato que destapó AMLO: Julen Rementeria, el senador panista que se ha opuesto a las grandes obras de la 4T.
A diferencia de Veracruz, Tabasco, Puebla y Morelos, donde Morena es el favorito, en Guanajuato, Jalisco y Yucatán va a contracorriente.
En Guanajuato, el CEN panista determinó que será mujer su candidata a la gubernatura y en esa lista figuran Alejandra Gutiérrez, actual alcaldesa de León; Dennise García Muñoz Ledo, secretaria de Desarrollo Social; y la senadora Alejandra La Wera Reynoso, quien ha sido marginada de la contienda. De Movimiento Ciudadano se han interesado al menos seis funcionarios, pero sus triunfos no están seguros en Guanajuato, sino en Jalisco.
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Ahí, en Jalisco, MC tiene cuatro candidatos, pero sólo dos tienen verdaderas posibilidades: el empresario Pablo Lemus, alcalde de Guadalajara y favorito del dirigente nacional Dante Delgado; y el senador Clemente Castañeda, el amigo de Enrique Alfaro.
En el caso de Morena se ha anotado por enésima vez el cuestionado empresario farmacéutico Carlos Lomelí; el diputado local José Antonio Chema Martínez; y el legislador federal Antonio Pérez Garibay, padre de Sergio Checo Pérez.
Contrario al caso de MC y Morena, en los partidos PAN, PRI o PRD no hay personajes que abiertamente se hayan destapado a una candidatura. El PAN, sin embargo, es quien aventaja en Yucatán y no pretende ir con el Frente Amplio para la gubernatura.
En tanto, en la Ciudad de México ya han manifestado su intención de contender por Morena, Omar García Harfuch y la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada; mientras que por el PAN, Santiago Taboada también ha hecho lo propio, lo mismo que el perredista Luis Espinosa Cházaro y el priista Adrian Rubalcaba y la alcaldesa en Cuauhtémoc, Sandra Cuevas y , el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco
Así pues, la fiebre de las corcholatas ha comenzado.
aag