Discípulo de Adolfo Sánchez Vázquez y Luis Villoro, el perredista Fernando Belaunzarán Méndez (Ciudad de México, 1970) se siente orgulloso de haber sido activista en el Consejo Estudiantil Universitario cuando iba en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Presume también haber invitado a Cuauhtémoc Cárdenas, Lula da Silva y Salvador Nava, entre otros, al auditorio Justo Sierra.
“Entré a Filosofía y Letras pensando en la revolución y salí convencido en la reforma, mi trayecto por la UNAM me hizo reformista”, recuerda La bestia rubia, apodo que le pusieron en sus tiempos de universitario.
El también tuitero, opositor de la 4T, se ha convertido en un impulsor de la legalización de las drogas, como la mariguana, incluso confiesa ser usuario cuando se le antoja.
Actualmente busca que el PRD sobreviva y su reto mayúsculo será la elección federal de 2021. Belaunzarán ve al partido en “una crisis muy severa y para enfrentarla hay que hacer algo radical”. En ese sentido, propone abrir el registro del partido al servicio de la sociedad, que se discuta entre muchos qué hacer con él, pues en la situación que está va para la desaparición.
“Tenemos que ser autocríticos de lo que hicimos mal, este partido le apostó al clientelismo y se entregó a gobiernos”, menciona.
¿Qué le gustaba de ser estudiante?
Disfruté mucho esa etapa, éramos muy lúdicos, siempre era divertirnos, ya sea en el estudio, en las marchas o las fiestas.
Recuerdo una vez que fuimos a Real de Catorce, San Luis Potosí; fuimos a conocer el peyote y tuvimos una buena experiencia de estudiantes.
¿Fue un buen viaje?
Fue un buen viaje. La verdad es que conocí esa planta sagrada y la disfruté. Cuando eres joven e inquieto te das cuenta de que hay muchos prejuicios.
¿A qué edad se encuentra con el peyote?
Tendría 21 o 22 años, fueron dos o tres veces. Nos las pasábamos bien, fue una etapa que no regresará.
Para quienes no hemos consumido, ¿qué se siente probar el peyote y la mariguana?
El peyote es energético, te sale los ojos de venado y ves los colores más intensos, te da fuerza, te sientes bien contigo y lo que te rodea, es lo que yo recuerdo.
En el caso de la mariguana, te das cuenta que no es lo que te pintan y tus sentidos se hacen más intensos, cambia un poco la percepción pero no pasa nada. En las fiestas era normal que hubiera alcohol o mariguana, pero hay que aprender a ser responsable, que no es solamente decir no, sino decir sí con consumo moderado. Cada quien debe aprender a asumir la soberanía de su cuerpo.
¿Quién vive sin drogas? Absolutamente nadie, y hay drogas en las farmacias que te las venden sin receta, y son más potentes que algunas prohibidas.
¿Cuándo fue la última vez que fumó mariguana?
Hace tiempo, a principios del año, si se me antoja, lo volveré a hacer. No pasa nada.
¿El amor es una droga?
Claro, la droga es cualquier sustancia que altera tu sistema nervioso, el enamoramiento genera procesos químicos en tu organismo y te hace hacer cosas.
¿Es noviero?
Quizás lo fui, pero tampoco fuera del estándar, ya senté cabeza.
¿Cómo conquista?
Leí un libro titulado El arte de amar, de Ovidio Nasón, y hasta tomé un par de cursos, pero no hay elemento más importante para conquistar que la palabra.
¿Verbo mata carita?
Sí, la palabra es básica, verbal y escrita, esa es la clave.
¿Cuántas horas le dedica a Twitter?
Depende, a veces no tengo tanto tiempo porque ando en reuniones, pero cuando algo se me va ocurriendo, lo voy publicando, es una buena trinchera.
¿Practica algún deporte?
Llegué a jugar la cáscara hace muchos años, pero últimamente ya no lo hago. Voy en las mañanas al gimnasio, me es más fácil hacer ejercicio que cumplir la dieta. Tengo una coincidencia con Andrés Manuel, a ambos nos gusta el beisbol, lo veía desde niño.
¿Qué libro está leyendo en estos momentos?
La biografía de Porfirio Díaz, de Carlos Tello, ya voy en el segundo tomo.
¿Qué género musical escucha?
Me gustan todos, pero mi ideólogo es Joaquín Sabina, ese tipo sí me comprende.
¿Alguna canción en particular que le guste de Sabina?
“Sin embargo”, “Contigo”, “Ahora que”. A Sabina le tengo mucho cariño, porque lo escucho desde la universidad.
¿Es fifí, chairo o neofascista?
Tengo mi playera de “Call me fifí”.
¿Cocina?
Poco, me salen muy bien los sándwiches y los huevos revueltos. Aprendí a hacer carne asada en un curso intensivo en Sonora.