El municipio de Apizaco se despertó alertado por el ruido de los aviones militares que surcaron el tranquilo cielo de Tlaxcala la semana pasada.
- Dada la cercanía con la Base Aérea militar de Santa Lucía, era habitual ver aeronaves. Pero lo ocurrido el viernes pasado fue una excepción.
“Son ‘guachos’... Son... cuatro y tres... siete…”, se escucha en uno de los cientos de videos difundidos en redes sociales que documentaron el desfile aéreo. Algunos ciudadanos exigieron explicaciones sobre la presencia de aeronaves de guerra, otros generaron teorías de conspiración sobre un presunto despliegue de seguridad en la zona.
Desde tierra fueron fotografiadas las panzas de los C295, T6C+, F5, o helicópteros Cougar Bell B-412, o los UH-60 Black Hawk en formación de Diamante o en el tradicional rompimiento en flor de Lis, que realizan habitualmente estos ‘guardianes del aire’, como les llamaron.
Los chistes no faltaron, ironizando con un operativo para la búsqueda de Tlaxcala en el mapa, y hasta el alcalde de Apizaco, Pablo Badillo, tuvo que utilizar sus redes para aclarar que se trataba de un adiestramiento militar.
Y en efecto, la ruta para ensayar la tradicional parada aérea. Desde hace dos semanas, un centenar de aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana se han concentrado en la Base número 1 de Santa Lucía, y han utilizado Tlaxcala como alfombra para mostrar adiestramiento a menos de 10 mil metros de altura.
Hoy, el Escuadrón 301 se encuentra listo para formar parte del desfile el próximo 16 de septiembre, en el que una vez más izarán una bandera colgante desde el cielo, y pintarán el cielo con humo de colores, ya no en Tlaxcala, sino en el primer cuadro de la ciudad de México, en un monumental desfile que incluirá más de 15 mil elementos.
Para la Teniente Villafana, piloto de un TPC6 de la Fuerza Aérea Mexicana, participar en el desfile es una forma de mostrar su adiestramiento.
“Es muy emocionante formar parte del equipo con la gente mejor preparada, más capacitados y poder venir a presentar nuestro trabajo”, dijo en entrevista.
Un vuelo que se convierte en un timbre de orgullo para los soldados del aire. “Poder servir a mi país de una manera que nos gusta... como es el vuelo, como pilotos, no hay otra cosa más bonita”, comenta Noel Alfredo Sánchez, piloto de una CASA C295.
El próximo sábado, 66 aeronaves ala fija y 34 de ala rotativa de la Fuerza Aérea Mexicana, de la Armada de México y la Guardia Nacional mostrarán una vez más su coordinación con especialistas aéreos, servicios técnicos y pilotos para completar una nueva misión: representar a los encargados de custodiar el espacio aéreo nacional.
EDD