En su casa de Ciudad de México, el senador Héctor Vasconcelos se mueve en medio de una biblioteca de unos 30 mil libros. La espaciosa estancia por la que se observan los añejos árboles del Bosque de Chapultepec tiene el característico olor a papel entintado, los sillones lucen coloridos cojines con imágenes de perros de diversas razas y en la puerta de entrada una estatua del ex secretario de Educación, José Vasconcelos, recibe a los visitantes del otrora embajador.
Amante de la música de piano, de la literatura y los perros San Bernardo, el senador confiesa que en pleno siglo XXI no ha leído un solo libro en edición electrónica. Le gustan las noticias en papel periódico y se siente cómodo con la vocación política que lo acercó al presidente Andrés Manuel López Obrador desde hace 13 años.
“Entonces nos tocaron los años de lo que se ha llamado la ‘travesía del desierto’. Empezamos con prácticamente nada y, después de las elecciones de 2006, fuimos poco a poquito formando un partido que hoy día es el más importante del país, así que eso sí me da gran satisfacción.”
¿Qué le gusta hacer en su vida propia, además de las relaciones exteriores?
Para mí lo más importante en la vida es la lectura, porque yo leo para todo, para trabajar, descansar, para divertirme y preocuparme; los temas: el sentido de la vida, la naturaleza del universo, cómo se generó, todos los “grandes” temas.
Dice que para él la lectura lo resuelve todo. “Entonces la lectura es, quizá, lo más importante en mi vida”. Por ello tiene una gran colección de libros, algunos de la biblioteca de su padre que pudo recuperar, tras el incendio que devoró una parte y otros que se repartieron entre los hijos del ex secretario de Educación, a quien se le reconoce como el gran impulsor de las reformas educativas del siglo XX.
Dice que esta biblioteca personal también será donada en su momento a la Biblioteca Vasconcelos, con sus 30 mil volúmenes.
Por lo pronto, lee dos a tres temas de manera simultánea, además de periódicos y revistas.
“Ahora leo un libro muy interesante sobre las últimas investigaciones que hay en el mundo, sobre lo que constituye la conciencia del ser humano: qué produce la conciencia, me refiero a qué procesos en el cerebro químico-eléctricos produce lo que nosotros normalmente llamamos conciencia.
“Una obra que salió recientemente sobre el impacto del cambio climático en todas las esferas de la vida y son datos mucho más alarmantes de lo que creemos; es decir, yo no estaré aquí en 20 o 30 años, pero hay una altísima probabilidad de que el planeta sea prácticamente inhabitable o, al menos en las condiciones en que hemos conocido al planeta durante milenios”.
La gente que practica yoga habla sobre los estados de la conciencia...
No, eso no tiene nada qué ver, eso es otra cosa. Yo me refiero a investigaciones estrictamente científicas en las mejores universidades del mundo.
¿No espiritual?
No, de hecho, hoy no sabemos si se puede hablar de tal cosa como el espíritu, es muy probable que no exista tal cosa.
En la biblioteca hay un piano con la partitura abierta. En su adolescencia sus padres lo sacaron de la secundaria e hizo exámenes con profesores privados a título de suficiencia, por lo que entre los 11 y 16 años todo el día estudiaba música.
“Otra cosa fundamental para mí es la música, la música clásica; yo tuve un entrenamiento profesional desde los tres o cuatro años. Aprendí las notas antes que las letras, a los cinco años podía descifrar una partitura, pero aún no leía, de modo que la música me ha acompañado toda mi vida. Estudiaba música ocho o 10 horas al día, es parte integral de mi vida.”
¿Y por qué no fue músico?
Porque me pareció un mundo limitado. Cuando uno convive con la gente que está en la música, se da uno cuenta de que pasan todo el tiempo pensando, hablando, estudiando música; es como una cápsula dentro de la cual viven obsesivamente y para mí la vida es mucho más que la música.
Vi que le encantan los perros
¡Ah, bueno! los perros me han acompañado siempre, en particular los San Bernardo, algunas amistades dicen que soy “inexplicable” sin mis San Bernardo.
Pero son enormes…
Ahora no tengo porque se murió la última pareja que tenía y, estoy tan tan ocupado en estos días, que dudo mucho en echarme la responsabilidad de otra vez, porque los animales tienen que ser tratados como parte integral de la vida de uno, así son para mí.
¿Es cierto eso que traen su barrilito?
Es una leyenda, en realidad no; yo les he comprado algunas veces un barrilito chiquito, se los pongo y no saben qué hacer, se rascan para quitárselos, no saben que deben traer uno para complacer a la gente, explica quien preside la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, al puntualizar que uno más de sus gustos es la política, por la vocación de servicio y mirar la historia de cerca, como lo hizo su padre.