El presidente Andrés Manuel López Obrador cedió por segunda vez en la historia de su gobierno la conducción de la conferencia mañanera. Otra vez porque está contagiado de covid-19, pero la imagen de hoy quedará registrada en la historia de la pandemia.
Por una orden, precaución o imagen, por primera vez todos los funcionarios de primer nivel, ayudantía y casi todo el staff se pusieron cubrebocas y no se lo quitaron. Con excepción del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien fue el encargado de encabezar La Mañanera.
Fue una hora con 41 minutos de conferencia. El tabasqueño, encargado de la política interior del país, permaneció de pie todo el tiempo, como su paisano Presidente.
Era un martes más del Pulso de la Salud, con reportes detallados de la pandemia, la distribución de medicinas y vacunas, hasta que la imagen de López Obrador irrumpió en la pantalla del Salón Tesorería.
Dio un sorbo a su taza de café y desde su escritorio dio un reporte de su estado de salud.
Su voz, ronca como nunca, despertó del letargo a todos los que escucharon el largo reporte de la pandemia que transcurrió entre las mismas generalidades de todos los martes: las polémicas sobre el uso de pruebas covid-19, la disminución del aislamiento y el estado de salud del mandatario.
“Me da gusto poderme comunicarme con ustedes. Estoy ronco, afónico, pero fíjense que bien”, dijo López Obrador.
Quedó también la imagen del Presidente poniéndose el termómetro en la sien y midiendo su oxigenación frente a la cámara: 36.1 de temperatura, 96 de oxigenación. “Todo bien”, dijo al tiempo que pedía no alarmarse frente a ómicron, que aseguró, ya va de salida.
Todos miraron con atención y, por supuesto, con el cubrebocas puesto: Marcelo Ebrard, Jorge Alcocer, Delfina Gómez, el general Luis Cresencio Sandoval, Hugo López-Gatell y Carlos Torres.
Y llegó el momento estelar para Adán Augusto. Parecía tímido acercándose al atril que domina López Obrador y con apenas una sonrisa marcada en la cara, señaló el primer turno de la sesión de preguntas. Parecía que poco a poco se iba encanchando, siempre respuestas institucionales y ninguna consideración personal. Siempre por delante las instrucciones del Presidente.
“Bueno, antes que nada, decir que el señor Presidente nos instruyó a mantener un diálogo con los partidos políticos opositores (…) Bueno, el señor Presidente desde hace mucho tiempo se manifestó en contra de la práctica del fracking”, atajaba el secretario de Gobernación.
Hasta que dio la palabra para la última pregunta: “Pues muchas gracias. Nos vemos mañana. Terminó ya, ¿no? Muchas gracias”, concluyó.
Y se retiró dejando la duda en el Salón Tesorería sobre más posibles contagios en el gabinete y el repentino cambio de la política gubernamental sobre el uso obligatorio de cubrebocas.
LP