Su educación fue la de los años 70: el cinturón, la vara o la chancla eran la terapia de formación. Primo Dothé Mata nació en Tamazunchale, San Luis Potosí. De niño quería ser sacerdote y ahora es senador por Morena.
Para su familia es el “Tío Pi”. Desde los 12 años dejó de vivir con sus padres y sus cinco hermanos. Asegura que nunca tendrá chofer. Sabe lavar, le gusta la cocina y hasta tiene sus propios platillos con la denominación “Pi”.
Afirma que no vive en la opulencia; no es codo, pero se sabe administrar, porque “uno aprende a ahorrar cuando se levanta a las 5 de la mañana para colocar un puesto de verduras”.
Señala que su trayectoria ha sido de luchas sociales y ha estado preso ocho veces. Y si se googlea su nombre, aparece una imagen del senador con un chaleco antibalas y un arma larga.
¿Cuándo se pone su nombre en Google sale una foto en la que porta un arma larga?
Si ves la fotografía es impactante, porque somos varios con armas. Nos manifestamos por fraudes electorales. Éramos unos 5 mil manifestantes y de manera irresponsable se nos mandó a reprimir. Los agentes que nos iban a reprimir salieron corriendo; nosotros desfilamos con las armas en el pueblo, las entregamos en el Ministerio Público; aunque declaramos que no las teníamos para hacer daño, no importó, porque es delito portar armas. Es una de las protestas más espectaculares y derivó en procesos y encarcelamiento.
¿Por qué estuvo prisión?
Desde 1991 a la fecha y desde unas horas hasta un año. Nunca me abrieron un proceso por delincuencia común; todos los juicios han sido por actividad social. Por motín, ultraje a la autoridad, desobediencia de particulares, delitos que ya no existen.
¿Qué aprendió en la cárcel?
Se puede escribir mucho sobre las cárceles, pero solo el que ha estado ahí lo sabe. A mí me sirvió, fue hace 14 años. Cuando estuve un año leí 69 libros, cuidé mi alimentación y reflexioné que afuera no tienes oportunidad. Todo te puede hacer más fuerte. Me metí mucho en el tema del respeto, es lo fundamental de una relación humana. Es la plataforma del amor entre hermanos, a la patria, a la pareja. Llámale romanticismo, como quieras…
¿Cómo se describe?
Soy un hombre que ama a sus hijos, esposa y hermanos. Soy mucho de querer aprovechar el tiempo en esa parte. Mis padres y hermanos viven en la huasteca potosina, mi esposa e hijos en la capital de San Luis, yo en Ciudad de México e intento partirme para estar con ellos.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Le quito tiempo al descanso; manejo en carretera. En lugar de dormir en CdMx, prefiero manejar seis horas a San Luis para estar con mis hijos y esposa; con mis padres. Comer, salir a caminar, estar en la sala escuchando música y platicar.
¿Tiene algún vicio?
Platicar, cuando cuentas de tu vida siempre tienes qué decir. La huasteca es de mucho colorido y sonido y lo disfrutas platicando.
¿Platillo favorito?
En la huasteca hay una gran diversidad para pecar de gula: el zacahuil; hay otro tamal que se llama patlache (pollo entero, masa enchilada), mole de tlamanes (caldo rojo, pollo o cerdo y masa); particularmente me encanta el pescado, podría comerlo diario.
¿Le gusta cocinar?
Me gusta meterme a la cocina desde la época de secundaria. Tengo mis propias recetas como el “atún Pi”; una ocasión le puse mucha pimienta, aceite de oliva, aceituna, pasitas, chile rebanado, nuez, cebolla, ajo, ¡y me encanta! Ni a mi mamá le sale.
¿Se ensuciaba para jugar?
No. Me metía al arroyo y me iban a sacar de ahí; nos sacaban de las orejas. Era una infancia en que los padres eran muy rígidos Nací en 1968. El cinturón, la vara o la chancla eran la terapia de formación. Muchos lo platicamos ahora, no estamos traumados ni nada; no digo que eso deba ser hoy. Es un mundo distinto, pero eran las reglas. Era una infancia que recuerdo con nostalgia.
¿A esa edad qué quería ser de grande?
Sacerdote. Lo que más me gustaba era el Evangelio. Iba a la misa de los niños los domingos. Como a los siete años le dije a mi mamá que quería una Biblia y compré el Nuevo Testamento.
¿Qué dijeron sus padres?
Le dije a mi mamá que quería ser sacerdote y estaba encantada. Le contó a mi papá; él no hablaba mucho con nosotros, era de órdenes, trabajo y dijo que estaba muy chico y que terminara la secundaria. Cuando la terminé le dije a mi papá que ya estaba listo para el seminario y me dijo que acabara la preparatoria… Ya en la prepa me desanimé, pues uno ve otras cosas. No estoy arrepentido.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Mis padres nos llevaron a trabajar. Desde los 5 años aprendí a sumar y restar en el mercado. Ellos vendían frutas, leguminosas y verduras en vía pública y después en locales. De lunes a viernes iba a la escuela en la mañana y en la tarde, al negocio a hacer conos de periódico, empaquetar y vender.
¿Algún libro favorito?
Leo de todo, hasta los Cuentos de Eva Luna, de Isabel Allende.